Enero 2011____________________________________________________
Mis salidas al campo se han multiplicado en el último mes. Allí me esperan las pacientes piedras, y el prado, y el cielo. Allí acumulo las muestras de mi trabajo, esas muestras que toman apariencia de land art, que son muestras de un arte efímero y pasajero. Y yo, efímero también, establezco vínculos con ella. Mi familia de piedra, mis hijos y mis antepasados a la vez. Allí, a la intemperie, digo que me esperan, aunque nada esperen. Cuando vuelvo a visitarlas recojo las leves transformaciones que las afectan. Y poco más que ya no sepáis. Podéis imagirnarlo.
No sé que espero. Quizas recoger más huellas de un tiempo muerto, esas que fortalecen la presencia de un tiránico espíritu. Tiránico digo porque no soy libre ante él, sino que soy su vehículo terrestre. Sólo esa obediencia enajenada me hace libre. Cualquier creyente no necesita evidencias. Irracionalismo a saco, por muy estúpido que pueda parecer. Quizas sólo sea una muestra de trasnochada rebeldía juvenil, o de rencor y resentimiento contra algo o contra todo. Una salida de tono, un grito en la oscuridad, una pesadilla por indigestión de lo bello.
No comments:
Post a Comment