- Título: Todos lo cuentos caben en uno (II)
- Técnica: Xilografía
- Tamaño matriz: 7 matrices de 16 x 21,5 cm.
- Tamaño papel /tipo: 50 x 70 cm. / Fabriano Rosaspina 250 gr./ crema / (60% algodón)
- Número de tintas: 2
- Taller: El Mono de la Tinta (Madrid)
- Edición: P.E. (Prueba de Estado -1/1-) Ejemplar único
- Estimación económica: 350 €
- Autor: Carlos Medel Redondo
- Año: 2024
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1. El origen de todo cuento, como el origen del universo, actúa como un chorro incandescente que emerge de un punto y se expande en todas direcciones. En esta ocasión el centro es un laberinto que parece, en sí mismo, un acertijo. No sólo a la hora de encontrar su salida. Es un laberinto borguiano construido con cuatro letras. Tras un tiempo he conseguido descifrarlo. Se lee en forma de U, de echo la U es la tercera letra.
Las escaleras a sus lados no son tampoco casuales. La escalera puede representar un viaje, puesto que es un instrumento o conducto que puede unir dos lugares, dos ideas, dos estados. Subir una escalera conlleva siempre algo positivo, esperanzador, mientras que bajar supone lo contrario. Son símbolos del ser humano, el cual puede ascender o descender; transcender o no, con las aventuras que implica.
En la parte superior un par de cérvidos descabezados se posicionan junto a un templo, de corte quizás etrusco. Los cérvidos inspiran a menudo gran ternura y el templo ambiciona protegerlos, a no ser que signifiquen ofrendas o sacrificios, o encantamientos o maldiciones.
En la parte inferior un templo del Extremo Oriente se sitúa al lado de un bosque que acoge una cabaña -con alguien que parece saludar al lado- y un ciervo astado. Toda la escena la preside una gran luna llena.
Con estos mimbres he de componer otro relato, o no. Giran en mi cabeza y se cuelan en mis afectos como cartas de un tarot por inventar. Reconozco que aún no tengo la capacidad para realizar una lectura conjunta y ni mucho menos para desentrañar su interpretación última.
2. El arte debe ser evocador, y aquí, con estos cuentos gráficos, parece que lo he conseguido. Como autocrítica me diría que quizás en exceso. Lo que es evocador no debe emborronarse con más evocaciones, sino dejar que se expanda, cada imagen por sí misma, hacia sus propios confines.