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En la sartén de los días humean las palabras que nada cuentan, hasta que hierven y un caldo insustancial demuestra ser válido para mantenerte en pie.
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Se encienden entonces las lenguas que guardan el bálsamo para el dolor y polinizan el alivio con el placer del sueño.
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La página con faros fermenta y la revuelta está servida. Ejércitos de la primavera invaden las llanuras apagadas del pensamiento y hacen florecer la gracia en los corazones heridos.
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La esperanza se dispara, a una velocidad inconcreta, en la quietud de la noche. Como una estrella fugaz cruza una nimia porción del firmamento. Como un relámpago ilumina un segundo tu vida.
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No hay otra victoria que la ausencia de victoria. El éxito de la guerra es evitar la guerra, el éxito de la palabra es conquistar el silencio, el éxito del silencio conquistar la palabra.
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