Monasterio de Santa María de Carrecedo (León)Fotografía: Raúl Velasco
Mayo 2009
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"El hombre, cada hombre, se ama a sí mismo: se ama a sí mismo porque cada cual es para sí mismo la condición de posibilidad imprescindible de todo lo demás. Si no se amase a sí mismo, no podría amar ninguna otra cosa, pues todas le llegan a través de sí; en cuanto ama cualquier otra cosa, se ama a sí mismo como requisito necesario de la cosa amada".
Fernando Sabater
Ética como amor propio, 1988. p. 213
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Kitos es el diminutivo que mi querida hermana Marta me dio en la infancia. Kitos es el nombre con que firmo mis obras. Kitos es el ser que más íntimamente me habita: el que me permite el contacto con el terreno artístico y el que insiste en alejarme de las pautas laborales.
Kitos es mi daimon, mi ángel y mi demonio. Kitos es el que media con los dioses, el embajador de las nubes, el ritmo que desnudo recorre el universo marchito. Kitos es el loco intratable, la entraña del peligro, el lecho del lobo, la cumbre del águila, la mano del niño. Kitos es aquel que, como buen funambulista, viene a recordarme que estamos en un hilo; quizás de luz.
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Más que estado, ser, ¿no? No queda claro cómo está Kitos, si no es siendo parece que no exista... Y otro piensa que mucho de lo que dice es silencio también. Así que, ¿qué/quien/cómo está y es Kitos cuando no escribe/ dibuja/ esculpe piedras en el viento?
ReplyDelete¿Hace trampas Kitos al ser tan "ego"... Se dejó a "alter" en algún lado. ¿Dónde encontrarlo/nos? Otros te han visto en la voz de una amiga, te han escuchado en el aceite de una cervecería y han seguido tus pasos perdidos al alba.
Y Kitos sólo estaba a veces; tráelo de nuevo a la luz del molde de letras, desordénalo en tu caos. Así es el lector-fingidor: sin Kitos y alter ego, terminaremos por desaparecer. ¡Requisitos necesarios!