Diciembre 2013
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Perdí a mis musas en los pantanos de la noche, y hoy, cuando iba a por el pan, me he cruzado con una de ellas. Ni siquiera me ha mirado, y lo que es peor, ni siquiera escucho su íntimo susurro de buenas noches. Perdí a mis musas en los estanques de la bebida, y hoy me empeño en buscarlas en los lugares donde las perdí. Porque yo sé que siguen allí, tan deterioradas como yo, pero no por eso voy a dejar de amarlas. Aunque no lo merezcan, o quizás por eso mismo.
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