Friday, 8 July 2022

CÁNTICO DE LA MENTIRA (o en la búsqueda del buen azar )

 

1


Todo parece medido, todo parece encajar a la perfección, pero es mentira. Todo se sostiene, pero es mentira. Todo parece alegre, y tambien es mentira. Amamos la mentira. Basta que algo sea mentira para que lo adoremos. Mis palabras son mentira, la maravillosa mentira que me salva y que adoro. Los puentes tendidos en el vacío de la página, bajo el sol y bajo la lluvia, bajo la intemperie de la tormenta que cesa ya. Todo parece sencillo, todo parece cuadrar dentro del marco, pero es mentira. Todo es azar.

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La escritura me salva de mí mismo, desvela mis huesos y mi caminar. Me despelleja, me despoja de la verdad marchita, me fusiona con la mentira. Esa mentira que es creación y es mi verdad. A través de esa mentira veo más claramente quién soy, o quién puedo llegar a ser. Es decir, la mentira me desarrolla. La mentira del lenguaje y la mentira de la vida van de la mano, con la alianza de la palabra. . Acepto esa mentira como el principio de belleza en medio de la sordidez de la vida. La mancha es bella, el páramo es bello,  como el surco, como la arruga, como la rodaja de sandía en la primavera tardía. Acepto a la mentira como legítima esposa. Aunque nuestros vínculos van más allá de lo legible. 


2

Cantar tiene la forma redondeada del paladar, donde la voz se proyecta hacia el exterior, como burbujas sónicas de jabón. Néctar que liban los oídos de la misma flor.

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Ríos aéreos donde las corcheas son peces, las fusas tiburones y las redondas medusas.  Las semifusas ballenas, las blancas y las negras caballitos de mar.  Ríos aéreos que se enrroscan a tu cintura y te conducen allá donde los sueños encuentran su lugar.

 

3

En mis años infantiles sentía una fuerza inexplicable llena de dulzura que me conducía, sin ser consciente de ello, a las formas redondas. La explicación que siempre he dado  a esa fuerza es muy primaria: la madre es pura y absoluta redondez, y pura y absoluta candidez. Como el amor a una madre. Un círculo, una célula, un núcleo, un átomo.

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En mis años juveniles me fui dando cuenta de otra obsesión, de otra tendencia. Esta vez hacia la forma cuadrangular, hasta que ya, de mayorcito, cuando me rondaban los doce años, se tornó en el eje de mis días. Me gustaba todo del cuadrado. Ocupar un cuadrado. Una habitación. Medía compulsivamente las baldosas de piedra picada y multiplicaba su número. Después anotaba el resultado sin importarme lo más mínimo. En mis años posteriores, empecé a leer y me gustaba manejar libros y leerlos de principio a fin. Y tomaba apuntes sin importarme lo más mínimo. Decían de mí que era un cabeza cuadrada y posiblemente llevaban razón. Pero nunca llegó a importarme lo más mínimo. 

Lo único que me importaba, lo único que me quitaba el sueño era llegar a pensar que alguien viniera y se pusiera a pintar mis baldosas trazando líneas rectas, verticales, uniendo los vértices opuestos. Un horror me invadía al pensar que se pudieran dividir mis divinas y perfectas baldosas cuadradas y convertirlas así de un plumazo en prepotentes triángulos rectángulo. Hoy en día ya no me preocupan las formas, ni siquiera los fondos. Cuando me di cuenta que un cuadrado está formado por dos triángulos rectángulos empezó todo lo demás a simplificarse y a explicarse geométricamente. Hasta que conocí el amor y toda forma geométrica voló por los aires.

Ahora me preocupa relacionarme con los humanos. Con mis hermanos y hermanas. Me sentí expulsado de la familia y eso no tenía sentido. Empecé a visitar a las piedras, y no me fue mejor. Empecé a visitar  playas. Y aquí estoy.

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Para todo hay que improvisar. Vivimos en el tiempo de la improvisación. Y si no improvisas es que estás perdido, o tienes el miedo dentro. La base de la improvisación es la confianza. Sin confianza desaparece la flor de la improvisación. 

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FURGÓN DEL FUEGO EXTINTO

    *   cadáver carcasa esqueleto cuerpo calcinado en óxido enmohecido tejido de la ceniza abrigo del fuego consumido.   *   yelmo casaca ...