Abril 2006
"La civilización humana descansa sobre dos puntos de apoyo, uno es el dominio de las fuerzas naturales y el otro la limitación de nuestras pulsiones. Esclavos encadenados llevan el trono de la soberana. Entre estos componentes pulsionales, que se han hecho tan dóciles, las pulsiones sexuales se distinguen por su fuerza y su salvajismo. Desgracia si llegaran a ser liberados; el trono se volcaría y la señora pisoteada. La sociedad lo sabe y no desea que se hable de ello".
S. Freud