Agosto 2004
Técnica mixta sobre tabla.
Piedras (de Garciaz, Cáceres)
35,5 x 15 x 4,2 cm.
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En esta ocasión Tao, que es un concepto de la mitología china, es representado como personaje. Sin querer faltar a la tradición y sin parecer pedante, mi condición de artista me llama a reinterpretar lo dado, la realidad, el mundo, la tradición, asi que permitidme esta licencia como rasgo habitual de mi proceder, pues no será ésta la primera ni la última vez que me esfuece en manipular la historia a espensas de poder explicar y expresar mejor importantes cuestiones culturales.
Tao es el camino, etimológicamente hablando, y el taoísmo sería el caminismo, manchegamente entendido. Machado ya lo cantó en silencio: se hace camino al andar, que sería un verso idóneo para que nosotros, occidentales hasta los huesos, entendamos el pensamiento de oriente. La mitología comparada conduce al pensamento universal. Sin embargo es más que pertinente hacer una breve introducción con el fin de entender y de ilustrar aspectos básicos de la mitología china.
El Tao es la esencia primordial del universo, el orden natural de la existencia. Es por lo tanto un concepto filosófico y espiritual que hace referencia a "el camino de la naturaleza" o "camino de los cielos". Parecen milongas, pero no lo son si salimos de la peste que frecuentemente trata la televisión.
Dos sabios destacan en el taoísmo: Lao-Tsé y Confucio (siglo V a.C.). Como resumen o premisa final podemos decir que ambos sabios predicaban el abandono de nuestro propio camino para seguir, en su lugar, el Gran Camino. La vida dicta. Lo que nosotros queramos es, simplemente, una anecdota, una ambición de poder, una manifestación del ego. Negación del destino, negación del ser. Lo divino es lo que fluye, lo que no puedes controlar. Y mañana Tao dirá.
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