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LLANTO PRIMERO
Cierras la puerta,
lloran los goznes.
Por la mirilla se vierten
cascadas de lagrimones,
y en la cerradura hierve
la llave fundida ya, pobre,
de tu ausencia presente,
de tus besos a voces.
Cierras la puerta
lloran los goznes.
En los marcos se ven
arañazos, termitas y jirones,
marcas de severos látigos
de sentencias, desafíos y sermones.
En el umbral se queda
una cortina de tornasoladas visiones,
memoria de la vida de ayer,
hoy ceniza, polvo y carbones.
Ya no quiero entrar
ya se han muerto mis pasiones.
Que no me quedan fuerzas ni arrojos,
lo sabes, ni ganas ni intenciones;
que no me quedan esperanzas,
lo sabes, ni motivos ni razones.
Cierras la puerta,
adiós corazones.
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