Febrero 2007 by Kitos
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Vuelvo a los borradores y rescato del olvido a Stonelander, solo que con otro título:
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Vuelvo a los borradores y rescato del olvido a Stonelander, solo que con otro título:
Ver que la mancha es agua y tinta, y que aspira a la imitación de la naturaleza, del cielo, del árbol, de la piedra. Pero el tiempo, ese constructor que a la vez destruye, no me ha dado más que unos pocos años para vivir. Con ese estres no termino nada que empiezo, todo se envuelve en el caos y se lo lleva la niebla. Todo cuanto toco se desvanece, las piedras se vuelven transparentes, y el cielo la masa que me aplasta y me diluye.
Qué mayor artifcio que copiar los iconos y los cánones de nuestra cultura para seguir enriqueciéndonos de ensoñaciones pasadas. El poder extiende una cultura de superpoderes para tenernos intimidados ante las grandiosidades de nuestro pasado y de nuestra excelsa tradición. Así nos dejan bien perplejos, con la conciencia atiborrada de conciencia, con el orgullo ajeno y la mente inoperante, cautiva de la realidad.
Porque negar de la cultura es nazi, porque decir que es una mierda es reaccionario, y nadie tiene derecho ya ha decir lo que piensa. ¿Pero nadie dice nada? ¿Nadie percibe lo que nos están vendiendo? Las declaraciones políticas parecen vomitonas ejemplarizantes, comercio de votos y tiranía de estadísticas. Con esto me despido, queridos amigos, no quiero llegar a formar el cuatro Reich, porque de cerebros y condiciones como por las que muchos estamos atravesando forjan una rebeldía insana, capaz de dejar a Hitler en mero Adolfito.
CMR, 30 mayo 2010
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En enero del 2007 cogí unas acuarelas que compré por cuatro perras en un establecimiento oriental. Puede sonar muy exótico, pero no nos engañemos, todos sabemos que en "los chinos" la calidad de los productos son de muy dudosa calidad. Aveces hasta me huele mal, tóxico más que exótico. Bueno, pues bien y a lo que iba, esas acuarelas me dieron un juego que aún hoy no me lo creo, siendo un neófito en la materia de pintar. Con la ayuda de un pincel y agua, empecé a manchar sobre pequeñas cartulinas que tenía a mano.
No es nada profesioal, ni lo será. Pero nadie me quitará ese ejercicio, ese hacer iniciático, esa sencilla y primitiva mágia de crear un mundo, un ser, donde sólo hay un fluído que se extiende por un papel, donde sólo hay una mancha perfilada por un pincel.
CMR, 27 abril 2010
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