Julio 2010
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Que la alegría es la única verdad ya lo sabemos por aquí, pero qué bien nos procura el recordarlo. Claudio Rodríguez estaría contento de nuestra actitud viendo como el don de la ebriedad se abre paso entre tanta zafiedad. Sin la alegría la vida es una simple tortura que activamos nosotros mismos, como si tuviéramos que cumplir una extraña condena. La alegría es la gracia que nadie sabe de dónde viene, ni a dónde va cuando se va. Sí es un misterio deberíamos desvelarlo, pero a base de risotadas. Nadie tiene su fórmula, ni sus medidas, ni su dirección. Dicen que habita en el olvido, pero en la memoria puedo encontrala en innumerables capítulos.
La alegría es el extremo de un péndulo vital que toca el cielo y deja en el rostro de los humanos la expresión tonta e ilusa de la felicidad. Cuánta necedad es necesaria digerir para acercarse a su esfera; cuánta ceguera aceptar para ver sólo lo que nos conviene ver; cuánto conocimiento repudiar para nuestro único y más saludable bien. A mí, que me llamen tonto. Será todo un logro. Mis carcajadas restallarán en sus exiguos cerebros.
La alegría es el extremo de un péndulo vital que toca el cielo y deja en el rostro de los humanos la expresión tonta e ilusa de la felicidad. Cuánta necedad es necesaria digerir para acercarse a su esfera; cuánta ceguera aceptar para ver sólo lo que nos conviene ver; cuánto conocimiento repudiar para nuestro único y más saludable bien. A mí, que me llamen tonto. Será todo un logro. Mis carcajadas restallarán en sus exiguos cerebros.
Amén
ReplyDeleteQue la alegría nos bendiga.
ReplyDeleteQué curioso. No lo entiendo mucho, pero estoy de acuerdo con todo
ReplyDeleteViva la alegría y su misterio!! Muy guapas tus palabras carlitussss.
ReplyDeleteEn ellas estas presente.
ReplyDeleteUn fuerte abrazo amigo.