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La ermita de la Concepción es una de las cuatro ermitas que flanqueaban el pueblo de Garciaz (cada una orientada hacia los puntos cardinales, según creo) y la única que sigue en pie. La reconstrucción de la ermita de la Concepción (no se puede llamar restauración) está a punto de finalizar del todo. La ermita en sí, como templo, fue inaugurada por el pueblo y las autoridades (incluidos obispos, cardenales, sacerdotes y demás córvidos) a principios de agosto del 2010, festejando en su honor una pseudorromería bochornosa (por el calor, si) en la cual no participé. Mis respetos a los creyentes católicos, pero desconfío profundamente de los mediadores de la divinidad, sea cual sea su rango o condición. Por supuesto, puedo escucharles en algún acto, entrar en la iglesia, o en la ermita, y embobarme con la belleza de las palabras bíblicas y las líneas arquitectónicas hasta diluirme en espíritu, en vapor de almas.
El caso es que en abril del presente 2011 solo falta la terminación de el "enrrollao" que circunda el austero templo, del cual doy muestras aquí de su evolución. El "enrrollao" (dicho así por esas tierras) es una técnica de pavimentación en desuso basado en la utilización de la piedra en bruto, del canto rodado; es decir: de la piedra dada por la tierra o por el río. Una técnica que realmente me atrae, que me abre otro campo de actuación, que me une al suelo, a lo real, y en consecuencia, me proporciona la solidez necesaria para mantenerme materialmente con vida. A ver si este verano el maestro que aquí se esmera en su trabajo (que no sé quién puede ser) acepta un aprendiz ya entrado en años. Los suelos empedrados son una herencia que no debería perder el entorno rural. Menos mal que esto si lo han visto y cuidado. Mi enhorabuena.
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