Octubre 2011
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La mancha en una pared costrosa toma cuerpo.
Hablamos, bebemos. Seguimos hablando, gritamos incluso, bebemos más rápido aún. Y la hiena que no me quita ojo. Lo que hace una mancha, o un despiste, o una simple prueba de color. Y no importa que esté ahí. No estorba, ni molesta, ni pide de comer. A mi fue lo que más me gustó de la tasca (Casa Julia), bueno, y el banderín del Sporting. Esta mancha con chorretes es ya el germen de una serie de animales fantásticos.
Y a tí, Agus, gracias por esas birras.
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