Al cruzar el puente, el camino de la Hormigonera atraviesa la llanura y mira a los ojos del cielo norte de Madrid. Sus albores al atardecer estremecen cualquier alma, pero esta vez otra cosa llamó mi atención. Una oveja sigue pastando al lado del camino; quedó atrás del rebaño que hacía minutos acababa de recoger el compañero de Aziz. Ese debe ser nuevo...
Cámara en mano voy acercándome a la descarriada oveja, cuando al girarme para volver a fotografiar el ocaso veo a .... carretilla en mano, acompañado de Zacarías. Dice algo que no entiendo, y le espero, y le pregunto. Que está enferma, dice. Joder, pues no cesa de comer y su aspecto es, bovínameeente hablando, envidiable. El pastor-empleado no me da explicaciones, ni me cuenta más. Normal, es cauto porque no nos conocemos, sin embargo me choca. Los pastores normalmente se enrrollan enseguida.
Ya ha llegado la ambulancia -bromea con gracia y razón, y carga con la supuesta enferma.
Que mejore usted. Para mí que es la reina.
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