Ya no queda nada para que exponga "La huella del fuego". Será en Alcorcón, a principios de febrero, en el Centro Municipal de las Artes Buero Vallejo, y por supuesto, estáis todos invitados, aunque a priori no haya inauguración.
Los que no me sigáis, o sea, la inmensa mayoría, no sabrá de qué va el asunto. Si les hablo de la técnica, el fotopolímero, se quedarán extrañados; y si les hablo de grabado quedarán igual. Así que, en esos casos no sabría cómo empezar y lo más probable es que uno, al intentar acercar la obra al espectador no especializado o al público en general, dicte un resumen liviano del estilo: "son cosas que hago en el campo y que luego, mediante técnicas de grabado y fotografía, paso al papel."
Realmente me da pereza explicarlo porque no hay nada más que explicar. Y a buen entendedor..., ya se sabe. Puede que uno esté saturado de tanta huella y de tanto fuego; el discurso desgasta, por su densidad, por su profundidad. No corren tiempos para hacer más profundo el surco de lo que ya es. Vosotros lo captaréis a la primera. Sabréis que tras estos carbones, estos ladrillos y estos signos respira la huella del fuego al que siempre encarno.
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