Saturday, 19 May 2018

EL ALTIPLANO, LA M40 Y LA CALLE MONEGROS (comisuras)




I

Sigo de gira con El Charly por los confines del mundo. En los límites de la civilización emerge entre la mugre la flor del arte, e impregna a su alrededor el tufo de la verdad, como si un extraño aliento pudiera humanizar tanta violencia. Y ya es otra cosa que ese límite donde se acumulan las tóxicas cáscaras de la sociedad de consumo. Los confines del mundo pasan a ser un escenario desfronterizado que sirve para ilustrar tanto a Beckett como a Rulfo, y donde pronto rodarán la siguiente entrega de la saga de El planeta de los simios.

II

El Charly me lleva a hombros para enseñarme lo que hace y deshace antes de que sea demasiado tarde. Concebir este territorio desahuciado como una inmensa galería de arte sin obras de arte, como un museo al aire libre sin funcionarios ni visitantes, tendido y liberado de inauguraciones y textos explicativos. Concebir este territorio como un nuevo habitat para salvar al arte, como un cultivo experimental donde se refleja el mundo que el futuro nos reserva. Concebir este territorio como una huerta donde se retira Cándido.
III

Marginarse es su forma de entregarse. De entregarse a las garras de un mundo salvaje que solamente él sabe domesticar. De esa manera toma la tierra y la hace suya. En las nuevas tierras salvajes que el hombre contemporáneo ha creado él reina sin súbditos. Su deambular está acompañado de una corte de sombras que iza el viento y estira la materia. Yo sólo puedo acompañarle, soltarle los grilletes, darle curso y vía de escape. Como un niño inventa parajes lejanos y salvajes. Yo sólo puedo acompañarle, soltarle los grilletes, darle curso y vía de escape. Porque su libertad es condicional.

IV

Ya no sólo veo a Brossa, a Tápies, a informalismos o a Charlys. Veo una actitud quijotesca que nos acerca a la lucha por lo utópico en medio de la molicie, y en esa lucha se producen disparatados episodios de una tragicomedia que enfrenta  locura y cordura y que se llama a sí misma vida. Y seguimos de gira, aunque su final es inminente y ya tengamos flores y guirnaldas en su tumba.


Wednesday, 16 May 2018

EL PATRIARCAL DE GARCIAZ (y la memoria protohistórica)




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"El fantasma del único siempre vuelve."
Michel de Certeau


Teníamos en la casa del pueblo un viejo sillón de enea con amplios reposabrazos. Era tosco y negruzco. Por sus partes más repasadas se veían clarear las vetas de la madera y al sentarse en él uno sentía de repente una extraña sabiduría, un calmado poder. En casa todos le llamábamos el patriarcal y nos peleábamos por sentarnos en él. Era el sillón de mi abuelo.

El patriarcal desapareció misteriosamente en la reforma general que sufrió la casa de Garciaz a principios de los años noventa. No conocí a mi abuelo -por lo que cuentan era todo un ser mitológico- pero conocí al patriarcal y su ausencia me escoció y marcó durante años. Tal vez porque representaba al abuelo que no llegué a conocer y pertenecía intrínsecamente a la casa.

La cuestión es que lo robaron, impunemente. No sabemos quién, ni ya quiero saberlo. Prefiero fabular un rato entorno a mi abuelo que hacer pesquisas sobre asuntos tan desagradables, que puedo salirme del tema y enfurecerme. O entrar y armarla buena. La memoria histórica es algo más que rememorar las batallitas del abuelo, la memoria histórica es enmarcar esas batallitas en su contexto histórico y anteponerse a la historia misma.

No he venido al mundo para resolver sus males ni para impartir justicia, sino para disfrutar sus bienes con prudencia y sin culpas; si bien es cierto que hay veces que no deberíamos dejar escapar la oportunidad para disipar la maldad, ya que equivale a aclarar las aguas en las que todos los días nos bañamos.

Así que por si acaso, cúbranse los costados, no vaya a ser que vuelen garrotazos. En cualquier caso, hoy me vuelvo a sentar en aquel viejo sillón de enea con amplios reposabrazos mientras contengo la respiración y aprieto los puños para no descargar mi ira sobre vosotros, desmemoriados nietos, aún jóvenes e insensatos.


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No mentiría si dijera que el Patriarcal pertenecía en realidad a los objetos/muebles estructurales de la casa, aquellos que conforman el hogar más allá de los cimientos, las paredes, los pilares y las vigas.

El sillón era una antena que despertaba mi imaginación, y que me llamaba, como a todos, a sentarse en su regazo. El sillón vacío llenaba toda la casa. Tenía su sitio, al lado derecho de la chimenea. Aún siento como me recuelgan los pies...


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Tarea: Relacionar el Patriarcal con el patriarcado, y buscar otros objetos/muebles que recuerden a la figura de mi abuela, para hablar también del matriarcado y de las relaciones entre ambos, abuelo y abuela, y de la estructura social de aquel periodo prehistórico,  tan onírico y añorado que todos tenemos en nuestra infancia.

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Respecto a la  imagen dejar anotado que su aspecto fantasmal, (al que hago mención inmediata con la cita de Certeau, que por cierto, qué poco le leo!), tiene una dimensión mágica, en tanto en cuanto la tela que cubre el sillón opera como el truco, un cortinaje de la mente que llama a la memoria, que la invoca, la despierta, la moldea, la desfigura

FURGÓN DEL FUEGO EXTINTO

    *   cadáver carcasa esqueleto cuerpo calcinado en óxido enmohecido tejido de la ceniza abrigo del fuego consumido.   *   yelmo casaca ...