Tuesday, 19 March 2019

ISLA DE NADIE (geografía de lo ficticio y un encargo real)





Ficha Técnica

Título
: Isla de nadie
Técnica: Grabado calcográfico. Aguafuerte.
Papel: Guarro Superalfa 300 gm.
Edición: Sin editar /Ejemplar único [ Existen tres pruebas de estado (P.E.) diferentes.]
Precio estimado: 120 €
Año: 2016
Autor: Carlos Medel Redondo (Firmado "Kitos")


*****

I

Isla de Nadie. Ni siquiera mía, que insuflé mi vida en aquel papel. Para que fuera tierra, para que fuera mar. Isla eres de una Atlántida que emerge y se sumerge con la respiración. Isla hallada únicamente en el pulso errante del náufrago que dibuja. El papel es esa tabla de salvamento y el lápiz -o punta- el remo que le impulsa. La vida tampoco es ese conjunto de islas desconocidas que trazas a arañazos. Intuyes, más que sientes, y dibujas el naufragio al que perteneces.

II

La isla es el lugar ficticio donde te aferras al naufragar. La isla no es solo un lugar, es un hacer. Se llega mientras se hace, mientras se completa el dibujo, que, dicho sea de paso, está inacabado y siempre lo estará. Pero así se queda. Hasta aquí quiero llegar, -al menos hoy.

Y virgencita, que me quede donde/como estoy, en esta isla cibernética, aislado del mundo y conectado a la vez, una isla ciber que es un enjambre con mil ventanas al mundo y un espejo dónde mirarme. Ese espejo que te mira y te habla; ese espejo invisible -aveces ventana- que se conecta y se apaga, que contiene ya más de diez años de papeles acumulados, que entre fotos, pinturas, grabados, textos, enlaces y demás, me ha dado trabajo. Santo espejo Acer Aspire 5542. Qué haría yo sin ti.

III

Shõgun y Marco Polo lo tenían más claro. Sabían de rutas, de astrolabios, meridianos y de puertos; y de beneficios.

IV

Isla de Iscar. Tendría que llamarse. En su origen, ésta estampa era parte de un encargo muy especial que no voy a describir, o sí. Digo, tan sólo, que mi interés por la geografía y la poesía se unieron de repente cuando mi cliente empezó a darme pistas. Así fue como llegué a Ítaca y a una costa del inmenso archipiélago de Japón.

El famoso poema de Cavafis había ayudado a entender la vida mejor a uno de los seres queridos al que estaba destinado el encargo a realizar. Por la otra parte, el mundo del Manga me llevó a indagar en la vida de uno de los más destacados  creadores de ese género de la ilustración. Quedé maravillado entre el mapa, antes las costas de nuestras antípodas orientales.


V

Antes que el ser humano desbordara el límite de la urbe no había países, ni fronteras. La línea mortal del mundo inventado, no menos ficticio que esta isla, brote de una imaginación que no incluye palmeras, provincias, prefecturas o estados.

VI

El dibujo es la magia que traza las costas. Un invento maravilloso que sustituye a las agencias de viajes y a las compañías aéreas en un santiamén. El dibujo tiene su amante perfecta en la pintura, en la tinta que se cuela en el surco del dibujo. El dibujo divino es el grabado que aúna esas dos naturalezas del arte.

VII

Si Él era el dibujo y Ella la pintura es algo de lo que ya nadie duda. Aunque yo sí. El arte no es una cuestión de género, pero de alguna manera  me tenía que dejar ver la naturaleza del encargo. El encargo fue el regalo para unos recien casados. Sellar esa unión, simbolizarla bajo una tierra nueva, fusión de Ítaca y de alguna lejana costa del inmenso archipiélago de Japón.

VIII

Elegí un pergamino hecho de la piel de un vellocino para empezar a delinear la danza del náufrago. Su piel era el primer requisito del conjuro. Bajo los pliegues de la tierra, el mar esconde las fórmulas del alquimista. Los signos golpean la costa y las frases se deshacen sobre la playa. Solo podemos leer el suspiro de su resaca.

IX

El registro queda a la espera de la plancha y ya podemos decir que esperaré mientras viva. En la espera hay milenios en segundos, y la certeza de recibir tu metálico contacto embadurnado de sangre. Con el paso de la rueda (del tórculo) y los días, el timón no varía un ápice. Firme es la decisión de un náufrago.

X

Por fin veo una costa, una línea en el horizonte. Alejarme unos días de éste pergamino me ha hecho verlo de otro modo. ¿No es acaso, la nueva isla, un nuevo ser?  Incluso se distingue ya la cabeza del resto del cuerpo. ¿No será esta visión otro delirio del náufrago? ¿O será cierto ya, tras tantas líneas escritas, haya resuelto el enigma encontrando un sentido secreto ahora tan claro a mis ojos y tan lúcido a mi razón? Me quedo ahí. Otra vez. En el útero de un océano cuyas olas hoy producen destellos imposibles de igualar.





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