Tuesday, 4 June 2019

LA PÓLVORA DE LOS DÍAS (y el ángel de agua y fuego)



Ficha Técnica

Título: "La pólvora de los días"  [Otros: "Fragor de calendario" / "Alfabeto de fuego: primera adivinación" ]
Técnica: Fotografía digital sobre papel, intervenida a mano mediante cosidos. (Hilo amarillo).
Medidas: 280 x 210 mm.
Año: 2019
Precio estimado: 150 €
Autor: Carlos Medel Redondo


I

Tomo como propio el símil que imagino al verte de nuevo. Tú eres el bombero que divisa desde la loma la parte norte del territorio. Una basta planicie -no tan basta, apenas cincuenta hectáreas- que tiene como frontera el asfalto de la M40.  Tú eres la silueta íntima que podría definirme. Cuando me voy a dormir recurro a esta imagen, en una revisión romántica de mi quehacer. Tú eres quien miras con desconfianza el horizonte, ángel precavido que vale por dos -o doscientos. Revisas, a parte, el fragor del día pasado y la caligrafía que has insertado en la sangre. Sólo puedes escribir de tu oficio y ahí tu corazón está partido. 

II

La particular historia de esta fotografía intervenida tiene su origen en  uno de los capítulos del ensayo videográfico de El Charly, la cinta documental que tiene como protagonista a un tipo desconocido que realiza intervenciones artísticas en la periferia de Leganés. Pero el protagonista indiscutible es el paisaje. Allí, el autor reivindica el lánguido y deteriorado territorio de las afueras y expone algunos ejemplos del arte efímero de Charly en medio del olvidado entorno.
- Recuerdo un pequeño foco de incendio que avanzaba por la ribera del Butarque, recuerdo cuando nos miramos y con cierto pavor no dudamos en llamar a los bomberos.

Los pirómanos existen y están cerca de nosotros. Al menos en aquella mañana. El cabronazo iba incenciando el pasto cada cien metros. Me pregunto qué pasa por la cabeza de un pirómano. Me pregunto qué haría yo si supiese quién es él. Me pregunto porqué me pregunto tanto y no puedo contestarme nada. Me pregunto también si hay bomberos que son pirómanos a su vez, o que ejercen de tales para que haya tajo y trabajo. 

III

A colación deviene mi proyecto: La huella del fuego, -pero en versión poética. El título coincide con el de un documental de la rtve sobre los incendios acontecidos en España en ésta última década. Por lo demás, no había caído en verlo desde los ojos de un bombero. Vaya ideas. Todas me apartan de la primera idea, y todas me aportan.

En esa suerte de abanico, el proyecto crece y varios subproyectos surgen ávidos mientras los voy macerando aquí, en éste bloc maldito que ya ni siquiera mis amigos visitan. Es lo mismo, saben dónde estoy, y que aquí dejo mi huella de fuego: las cenizas tienen forma de alfabeto. Cenizas de las bengalas que se consumen mientras escribo, raudo y encendido como la pólvora de los días en los calendarios del presente. El fuego deja un rastro gris, anverso de lo que fue. El fuego se expresa una vez que pasa, y sus caracteres encierran el saber de todas las bibliotecas. 

La poética de La huella del fuego aún no ha sido explorada. Miento, un poco solo. Desde la loma oteo desconfiado la proximidad del siguiente incendio: el de mis venas. No quiero imaginar nada más allá, pero ese es mi trabajo y me debo a él. La nómina está ardiendo a cada segundo, por eso el derroche de este tiempo tiene un precio incalculable. 

IV

El hilo de Ariadna ha dibujado un grafismo a interpretar. En primer lugar, es una versión esquemática y rectilínea del infinito. El fuego es símbolo y síntesis del todo, ya conocéis a Heráclito. Visitadle, aunque no entienda de modales, -es lo mejor de todo. Por otra parte, el hilo de Ariadna ha dibujado una línea cruzada de fuego amarillo. No recuerdo -ni me importa- el gas que lo produce, me interesa  emparejar este azaroso grafismo al símbolo de las alas. Me interesa ver al bombero, y a su vera el ángel amarillo que le protege y anima en su sagrada -y abrasadora- labor. 

La tierra está arrasada por el fuego. Todos lo sabemos -hay hogueras por doquier-. Todos sabemos que debemos sofocar muchos incendios al día, y avivar otros. Que tengamos cerca de nosotros siempre a éste ángel del amor, de la prudencia, de la valentía, no es sino otro deseo de prosperidad conjunta basado en controlar el fuego. Si tu entorno es feliz tienes muchas cartas para que tú también lo seas. Como puedes ver, no puedo adoptar un tono más conciliador con la vida. Cercanos estamos ya  de celebrarla del todo; así que apresúrate a vestirte de gala con pajarita incluida, a ser posible, amarilla.



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