Ficha Técnica
Título: "El Aleph de barro" [Otros: "El vértice infinito" / "Cromosoma del cosmos" / "Plan de de vida"]
Técnica: Fotografía digital sobre papel, intervenida a mano mediante cosidos. (Hilo amarillo y azul).
Medidas: 420 x 295 mm.
Año: 2019
Precio estimado: 300 €
Autor: Carlos Medel Redondo
*******
¿Existe ese Aleph en lo íntimo de una piedra?
J. L. Borges
Hay un ojo en medio del campo por el cual puede verse todo. Todo lo ocurrido, todo lo que ocurre, todo lo que ocurrirá. En apenas unos segundos te muestra todo. Así, en bucle ampliado, en espiral suprema, se sucede con normalidad programática, aunque todo lo que provoca es magia y adivinación.
Nadie sabe cómo llegó hasta allí ni a quién pertenece. Dicen que es obra del cristalero del cielo. Su construcción sigue un patrón desconocido -previsiblemente con varias formas garabateadas- que un día se encontró vagando entre las esferas. De dicho patrón emergió el alfabeto de fuego. Su apariencia es un espejismo total de nuestra cultura escrita, sea en el idioma que sea; sin embargo hay que señalar un rasgo inconfundible: la ausencia de signos de puntuación. Además omiten las mayúsculas y su caligrafía la confunden con una hilera infinita de hormigas.
Como las hormigas, que muchas veces pisas, nosotros pasamos sobre el alfabeto de fuego y apenas nos damos cuenta. Su invisibilidad es la demostración de su existencia, no sé si me explico. Perdonadme hermanos, mirar el interior del Aleph tiene consecuencias poco saludables. Hace horas que no puedo moverme, he quedado atrapado, paralizado, embrujado por la luz que despidió su ojo -y que eternamente despedirá- y de la que yo tengo la misión de ir traduciendo cada cierto tiempo.
Ahora la pregunta es: ¿De dónde y cómo atrapa la luz? ¿De qué puntos se nutre el Aleph para proporcionar tal caudal de imágenes? El hilo de Ariadna describe un mapa por el cual se pueden conocer esos puntos y los canales por los que circula. Teorías más taradas han tenido más éxito, y sea como sea, lo importante es poder interpretar y desarrollar la teoría de esta imagen que os propongo. Ese es el juego del ilusionista y quizás lo que no tenga que hacer es contar el truco. El hilo de Ariadna segmenta el espacio para atraparlo en el punto donde se halla el Aleph. (El objetivo de la cámara capta la luz que luego se condensa en la cámara oscura).
Los demonios me dicen que el truco es, además, malo. Que la gente se da cuenta enseguida que no por darte un atracón de lecturas borgianas vas a suscitar el mismo interés que despertó la obra del genio. Un interés que, dicho sea de paso, está pasado de moda. Menos mal que sus fustas ni dañan mi piel ni irritan mi criterio. Yo voy a lo mío, y quien quiera entenderlo que lo entienda, y el que no ya sabe dónde está el camino de vuelta, que las puertas del campo no tienen bisagras, siempre están abiertas.
No comments:
Post a Comment