Agosto 2011
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El Mound era uno de tantos lugares hermosos de la noble ciudad de Edimburgo, hasta que se convirtió en mi lugar de trabajo y pasó a ser el lugar más especial de la capital escocesa. Allí he sido arropado por otros artesanos y comerciantes, junto a los cuales estoy viviendo y conviviendo en plena calle, frente a la National Gallery de Scotland y sobre Prince Street Gardens. Memorables días de agosto en los que por fin vendo, pendiente del cielo inestable para que la lluvia no sorprenda a mis desnudas láminas de tinta, y por supuesto, de los rostros de quienes las miran. Si, por fin me decidí a sacar las carpetas de mi torre de marfil -mi humilde habitación de Leganés- para traerlos hasta aquí, hasta la fría y a la vez cálida Escocia que ahora me da de comer.
Y Gustav y Egon pasan a las delicadas manos de estas jóvenes apasionadas del arte por una cantidad ridícula de libras. Sentí dolor al desprenderme de ellos. Egon y Gustav eran de las primeras tintas chinas que realicé y de las que me siento realmente orgulloso. Ellas me impulsaron a seguir haciendo más y más, pero no he conseguido igualarlas. Ahora, que las disfruten estas bellas jóvenes, tan amables y delicadas.
Y Gustav y Egon pasan a las delicadas manos de estas jóvenes apasionadas del arte por una cantidad ridícula de libras. Sentí dolor al desprenderme de ellos. Egon y Gustav eran de las primeras tintas chinas que realicé y de las que me siento realmente orgulloso. Ellas me impulsaron a seguir haciendo más y más, pero no he conseguido igualarlas. Ahora, que las disfruten estas bellas jóvenes, tan amables y delicadas.
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