Febrero 2012
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Este es el tétrico aspecto que los saqueadores han dejado de mis huesos. Utilizaron la cubeta metálita para hacer fuego y calentarse en la fría noche mientras se afanaban en su robo. Primeramente tuvieron que vacíarlo de mis huesos para más tarde apagar el fuego con ellos. Gracias a esta desgracia los huesos han adquirido otra apariencia. El laboratorio de huesos no excluye procesos accidentales, es más, aveces se alimenta de ellos, pero ésta vez se me encoge el pecho. De momento se me han quitado las ganas de volver a remover restos óseos y doy por finiquitado mi contrato y mi compromiso con estas burdas y frágiles instalaciones de investigación.
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