Las fotos (no son las mejores, lo sé) son de marzo de éste mismo año, y muestran un recorrido por algunas obras inspiradas en el land art, donde podía tener una experiencia "ritual" para espurgarme de la implacable trivialidad a la que nos somete nuestro tiempo, o lo que es lo igual o parecido, encontrar el espacio, el trabajo y las condiciones que propicien diálogos con lo primordial.
Mi labor era recoger los cambios que en las composiciones se producían con el tiempo, y dar vueltas y vueltas para mejorar los conjuntos y las piezas. Ahora están desaparecidas, enterradas. Amén.
Veremos lo que se construye encima, pero tiene toda la pinta de ser una gran carretera, una espina dorsal para un nuevo complejo comercial, empresarial y urbanístico. Increible, sí; increiblemente cierto.
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