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Explicar el arte es matar el arte.
Podríamos dividir el arte en dos grandes bloques: el que se puede explicar y el que tan sólo se puede describir. Aún así y con todo, insisto: mejor no decir nada siquiera. Callar y mirar. Los cuadros, las imágenes, están para eso, para ser mirados y admirados. Es territorio de lo visual, debemos abandonarnos al deleite de mirar, de ver, como un encuentro de amor, como un flechazo que te atrapa mientras te aparta de todo pensamiento.
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