Octubre 2004
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Este perfil es un ejemplo más de ambirretrato, más sutil. La pieza tiene una clara intención de ser un perfil único mirando en dos direcciones. La frontalidad de la obra llama en sí a dos direcciones, a dos miradas: el perfil derecho que mira a su derecha; y el perfil izquierdo que mira a la derecha también, es decir, mira de reojo.
A mí me resulta un hallazgo brillante por el que he llegado por cuenta propia gracias a las piedras, a la piedra dada, a su manipulación respetuosa con la piedra que es. Me gusta que sea así de sencilla, me resulta tranquilizante ver un rostro compuesto con la serenidad de unos cuantos cantos rodados.
Creo que puede tratarse de un hallazgo también el hecho de que la figura posea dos perfiles, si bien es cierto que uno, el derecho, es más claro e intencionado que el izquierdo. Los hallazgos, ya se sabe, surgen inesperadamente pero son recibidos como agua fresca en el desierto. Ambirretratos, los llamo. Cuánta sed habéis pasado.
Leve interpretación: El uno desconfía del otro. Hay que estar alerta con uno mismo, no bajar la guardia ni ceder a las bajas pasiones, a esas que construyen prisiones. Yo tampoco me fío de la buena gente.
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Federico da Montefeltro, también conocido como Federico III da Montefeltro (1422 – 1482), fue uno de los más exitosos condottieri del Renacimiento italiano, y Duque de Urbino desde 1444 hasta su muerte. En Urbino encargó la construcción de una gran biblioteca, quizá la mayor de Italia después de la del Vaticano, con su propio equipo de escribientes, y organizó alrededor de él una corte humanística en una de las grandes joyas arquitectónicas del renacimiento temprano, el Palacio ducal de Urbino, diseñado por el teórico y arquitecto Francesco di Giorgio Martini.
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Fuente/enlace: http://es.wikipedia.org/wiki/Federico_da_Montefeltro _____________________________________
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