El sueño de la piedra despierta hoy en mi mano, con toda la historia recolectada por el imperio británico. Tiempo y letargo, saqueo y conservacionismo. Hablar, callar, soñar. Volver a despertar. Borrar la lectura histórica y museística en favor de la intuición, es posible. Y necesario. Me interesa la belleza inculta -como la de un niño- , pura y despejada de las trampas del lenguaje y de las emboscadas de las teorías del arte.
El sueño de tanta piedra labrada despierta y acude a recibirme a la entrada del British Museum, como el guía que esperaba desde el otro lado del tiempo, como esperar al fantasma de Byron para recorrer en compañía sus pobladas galerías. Hoy la piedra despierta ante mis ojos, e ignora a los abundantes visitantes, e imagina los otros ojos que la dieron forma. Porque es la mirada la que pule la piedra y la que atraviesa el tiempo, del pasado al presente, del presente al mañana desde el que escribo esta nota -absorta y deshorbitada- en plena era digital. Y tal.
Y yo preso del imperio asirio, y yo escriba en Egipto, y yo chamán en los bosque de Dakota, y yo Rapa Nui en mitad del Pacífico. El museo es una caja de espejos donde me miro, como un sol que localiza el paradero de sus perdidos rayos emitidos. Y yo en lucha en las metopas del Partenón, y yo bajo el yelmo de Sutton Hoo, y yo en ... todos los lugares y en todos los tiempos. Y en ninguno.
El sueño de tanta piedra labrada despierta y acude a recibirme a la entrada del British Museum, como el guía que esperaba desde el otro lado del tiempo, como esperar al fantasma de Byron para recorrer en compañía sus pobladas galerías. Hoy la piedra despierta ante mis ojos, e ignora a los abundantes visitantes, e imagina los otros ojos que la dieron forma. Porque es la mirada la que pule la piedra y la que atraviesa el tiempo, del pasado al presente, del presente al mañana desde el que escribo esta nota -absorta y deshorbitada- en plena era digital. Y tal.
Y yo preso del imperio asirio, y yo escriba en Egipto, y yo chamán en los bosque de Dakota, y yo Rapa Nui en mitad del Pacífico. El museo es una caja de espejos donde me miro, como un sol que localiza el paradero de sus perdidos rayos emitidos. Y yo en lucha en las metopas del Partenón, y yo bajo el yelmo de Sutton Hoo, y yo en ... todos los lugares y en todos los tiempos. Y en ninguno.
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