He aquí el aspecto inicial que presentaba el lateral izquierdo de la Casa del Cura, ubicación donde tenía que instalar mi exposición, dentro del marco de la Semana Cultural de Garciaz.
En la primera foto destaca el listón de madera sobre el que debía colgar mis cuadros de alcoba, pues la única condición que nos presentó el señor cura fue que no se podía ni hacer taladros y clavar púas en la pared. Una condición que, dicho sea de paso -y no tan de paso- condiciona bastante. Me parece una lástima que el estado de la pared se anteponga al estado del arte. O debe ser que la Casa del Cura es recinto sagrado, y que en ella habita dios. Solo así se entiende semejante barrera a la libertad creativa.
Cualquier clavo en su pared podría crucificar nuevamente a nuestro Señor. No más clavos a Cristo, que ya tuvo bastantes. Reacción y acción ante esa palabra. Y ante esa expresión, pues si mi flema se hubiera inflamado no habría dudado en cojer el milagroso pegamento. "No más clavos", parece retumbar en mi cerebro. Perdóneme, señor cura, por tan irreverente postura, perdóneme señor, aunque quizás compartimos estupidez, ya que yo debía dar las gracias por su acogida y limitarme a lo que hay.
Cualquier clavo en su pared podría crucificar nuevamente a nuestro Señor. No más clavos a Cristo, que ya tuvo bastantes. Reacción y acción ante esa palabra. Y ante esa expresión, pues si mi flema se hubiera inflamado no habría dudado en cojer el milagroso pegamento. "No más clavos", parece retumbar en mi cerebro. Perdóneme, señor cura, por tan irreverente postura, perdóneme señor, aunque quizás compartimos estupidez, ya que yo debía dar las gracias por su acogida y limitarme a lo que hay.
En cualquier caso, el listón de madera indica el recto camino por donde deben transitar las obras, un recto camino que es ejemplo de conducta del buen cristiano y del buen lacayo. El listón de madera me tuvo de cabeza durante largas horas. Pensé en una cinta blanca para cubrirlo y no dejar así que el marrón interfiriera entre cuadro y cuadro. Eso fue lo más sensato que pensé, pero con la cinta de carrocero que conseguí tampoco se podía mejorar el asunto. Bien juntitos estaréis, cuadros de mi intimidad, queridos retratos imaginarios.
En la segunda fotografía aparece el fondo del lateral izquierdo de la sala, poblada de bellos muebles antiguos. Esa parte la destiné a otras obras, a mis obras de piedra. Aunque inicialmente solo iba a presentar los cuadros, me animé -y otras gentes casi me empujaron- a exponer mis piedras, pues era lo esperado. Muchos en el pueblo conocen ya mi quehacer a través de éste blog y de facebook y les parecía insólito mi proceder cuando les aclaraba que lo que iba a exponer iban a ser pinturas. No quería contarles que muchas piezas ya están en Madrid, preparándose para la exposición de septiembre en Tormenta & Marea.
Así que accedí a las súplicas y me puse sin demora manos a la obra. Hice una rápida selección de obras, suficientes para una muestra que dejara con buen sabor de boca y con ganas de ver más en el futuro. En menos de dos horas monté la segunda parte de mi exposición. Desde luego creo que no se me puede pedir más. Pero sí que se puede, claro que sí. Por la noche me tocó dar el pregón de apertura a la Semana Cultural 2012.
Gran pregón amigo Charlie y mejor exposición... Me veo en la obligación de dejar una cosilla clara en lo que se refiere al lugar de las exposiciones (ke ya en su momento lo comenté contigo). Solamente encontramos palabras de agradecimiento para Juan Antonio (el cura) que nos cede continuamente su salón para realizar exposiciones, reuniones y demás actos para lo que se requiera, con la única condición de que no se taladre "su" pared, como cualquiera de nosotros haríamos si cediésemos nuestra casa para realizar algún acto. Si un amigo nos deja el salón de su casa para hacernos un favor y nos pide que no le hagamos agujeros en la pared creo que no podríamos la más mínima pega. No es cuestión de si en ella vive Dios o cuestión de plantear una nueva crucifixión, es solamente una cuestión de que cada uno en su casa pone las normas que quiere (sobretodo cuando la cede altruistamente sin querer nada a cambio). En resumen, reitero mi más sincero agradecimiento a Juan Antonio por cedernos, siempre que se le pide, el salón parroquial para realizar las exposiciones (a pesar de contar con el handicap de no poder taladrar la pared, cosa la cual que conocemos de antemano) porque sino fuese así no habría ningún otro sitio para que grandes artistas, como mi amigo Carlos Medel, puedan mostrarnos su obra en Garciaz. Dicho eso, repito, grandísima exposición amigo. Un fuerte abrazo
ReplyDeleteLo que me parece increíble es que ese espacio sea del cura, es decir de la Iglesia. ¿O es que acaso la compró él? ¿Y la Iglesia de Santiago Apostol, también es suya? Perdona, pero no me parece comparable el ejemplo de si fuera mi salón o casa. Creo que ese espacio debe ser de todos los garcieños, o al menos, ser gestionada por el poder municipal, no por el clerical.
ReplyDeleteY es que para una vez al año que se hacen exposiciones en el pueblo (corrígeme si me equivoco)no es plan de poner esa barrera. Será por pintarlo luego....vamos, que sigo sin entenderlo.
Ah, y perdona si he bromeado en algún momento con tema tan serio, es que por momentos el asunto me parece de coña. No obstante, reitero mis agradecimientos, pues bien cierto es que le debo una al señor cura Juan Antonio. En cuanto le vea en persona se los daré.
Gracias amigo por el comentario, es muy oportuno que se hable de estas cosas. Un gran abrazo.
Bueno Pacor, de todos modos, aunque mantenga lo dicho, te debo unas disculpas por dos motivos: el tono empleado (algo impertinente), y mi severa crítica al lugar que ha acogido mis obras. No quiero que creas que no estoy agradecido. Y va en serio. Mi inexperiencia para exponer lo puede explicar, pues en todos los lugares encontraré condicionantes. Ha sido todo tan rápido...Lo siento colega, si en algún momento os he ofendido.
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