by Carlos Medel Redondo Mayo 2013
***
Subo una caja de piedras a la falda de la colina florecida. Allí un hueco yermo me pide que haga un círculo, pero que no lo cierre. Las piedras empiezan a danzar lentamente, al poco van ya a toda velocidad, parecen que se van a elevar, o arrasar todo el contorno vegetal. Es increíble cómo unas piedras pueden proporcionar semejante energía, cómo lo inerte y muerto baila, cómo es posible que se desenlace tanto júbilo de repente, tanto poder.
Pero no, es mi mente desde la cama que ha recordado esa calva en la colina. Y me levanto aún con fiebre, y me visto y salgo corriendo, y no me importa que llueva; voy directo al lugar cierto que entrevelado he visto dormido. Hecho está, y dedicado a JCieza. Por muy lejos que estés amigo, seguro estoy que algo de ésta energía podrá llegarte. Actívala tú mismo.
A las pocas horas salgo para la ansiada cita con los semidioses que ponen banda sonora a éste blog. El día ha sido redondo.
No comments:
Post a Comment