by Carlos Medel Marzo 2013
Tregua del diluvio en Garciaz. Qué ganas de salir al campo, de ver el arroyo convertido en río, de ver los senderos llenos de espejos, de ver los portillos asaltar los caminos. Tregua y paseo con cámara en el bolsillo, que es como ir de la mano de un niño: a cada paso te detiene para observar algo que parece insignificante e incierto: ver a Mondrian en una nave -insertado en el paisaje, ver tres franjas naturales paralelas -río, hierba y tierra, ver al cielo ventear sábanas inmensas. Ver y no ver, sentir. Y no sentir.
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