Los muertos tienen hoy la vivacidad perdida de la piedra.Y en su faz revive la luz. Entre relámpago y relámpago transcurren los días sin pulso, mientras los muertos bailan al son secreto de las piedras.
Diciembre es el mes de la misericordia infinita. El frío siempre tiene algo de bondad de padre. Como los abrigos y las botas, como los chandals azulones, como los jerseys de pico y las gorras de cuadros.
El frío me ayuda en silencio, mientras silban en la noche los serafines de la muerte, que no dejan de recordarnos con cuánto de olvido logramos sobrevivir. Como la piedra, que recupera hoy la perdida vivacidad de los muertos y bailan -tan quietas- un son secreto.
No comments:
Post a Comment