Hoy no puede haber más vacío en el mundo, y así es como quiero que esté, vacío, y yo también, sin nada, para nada, sin destino ni obras de caridad. Si existo es por un malentendido administrativo. Yo no debería tener nombre ni número ni un carné, como esta piedra que acoge al sol un trozo de rama.
Si quiero mirar el mundo de otro modo, si quiero inaugurarlo y dejar atrás todo este cansancio, si quiero cambiar mi vida, ¿acaso no debería dar otro contenido a las cosas que en el mundo moran? Solo que, por ello, la piedra no dejaría de ser piedra. Ser algo más es mejor que ser algo menos. Quiero decir, que si eres piedra, puedes ser rostro si das conmigo, e incluso podría darte un nombre para que forme parte de una leyenda imposible. Y si yo, hombre de la ciénaga, diera con dios, tal vez no fuera sólo el barro que se acumula al borde del camino.
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