Tuesday, 24 April 2018

DESASTRES DE LA PAZ (testimoníos ontográficos)



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I. Periodismo de extrarradio.

Tomo notas de esta paz insoportable sobre un papel de estraza. Bajo el graznido de las cotorras me asalta el desaliento de comprobar que nuestros enemigos jamás se retirarán, y que muy a nuestro pesar se irán haciendo cada vez más fuertes y numerosos.

La fotografía es insuficiente: todos ven lo mismo pero nadie despierta. La validez de la fotografía está en tela de juicio, ya no es un vehículo de la belleza, de la denuncia o del pensamiento, ya no recoge el testimonio de los días ni refleja con dignidad el abandono que sufren nuestros antiguos terrenos agrícolas. 

Las máquinas desentierran trozos de metralla y cascotes rotos de viejos misiles. Es la cosecha que salta a la vista y que nadie quiere recoger. Porque es memoria y la memoria es esa muñeca llena de espinas, ese doloroso retorno a un territorio que ya apenas reconocemos. Y responde a una atroz lógica. El tiempo ha hecho que ya apenas reconozcamos a nuestros propios amigos.

La paz armada ha dejado cascotes de misiles entre la maleza, restos arqueológicos de nuestra era de invisibilidad colmada. La demanda del individuo por visibilizar su vida nos ha traído un cuenco de redes entrelazadas que provoca más sed que calma, más vacío que plenitud, más hastío que esperanza, más arrepentimiento que orgullo. Todo esto ha provocado que deje las redes para centrarme en el campo. Seré más invisible, sí, pero también más cierto.

II. Últimas noticias sin caldo.

Y es mucho decir porque aún no he abierto la investigación que me permita saberlo con certeza. Lo que sabemos con certeza es lo que muestran las imágenes, aunque éstas estén constantemente en el límite de la invisibilidad.

La paz es un desastre y un engaño, o es un nuevo estado de alerta o se está produciendo una guerra de baja intensidad silenciada. No se vende aún la desamortización del pueblo, el saqueo de las tierras, la guerra que trazamos nos que luchamos en la oscuridad. La carnaza precisa luz a raudales.

La paz ha levantado un muro de calma putrefacta sumamente interesante a mis ojos. Seguiré  investigando sobre estas tierras que nos niegan y que a la vez olvidamos. Seguiré investigando el farwest de nuestros días, aunque de momento nos merecemos unas breves vacaciones en algún centro psiquiátrico cercano.


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