Saturday, 3 December 2022

CÁNTICOS DEL MOLINO ROMERO (enclave de una arqueología íntima)



El molino Romero


La arqueología íntima desarrolla la memoria mediante desenterramientos localizados en diversas áreas del recuerdo. Hoy le toca -qué novedad- a un enclave cercano al pueblo de Garciaz, Cáceres.
 
El canto

Entre las técnicas de extracción del material memorístico destaca el canto, pues considero que el cantar contiene un poder insólito: abre los corazones, conecta con el alma, aligera  y libera posibles e indecibles tensiones, pule la razón, ensalza y entona el sentimiento, nos brinda confianza, encandila nuestra atención. El canto es terapéutico antes de que existiera esa palabra. El canto nace con el aprendizaje del habla. Antes, incluso, de todo. La misma creación del universo contenía una melodía y un ruido de fondo que servía de coro a su propio eco.

Por ello, cuando hablamos de universo y de canto, la forma poética es la forma del lenguaje más propicia para acercarse a tales términos. Todo lo poético contiene música y sugiere canto. Se acopla y adecua a los ritmos y a las rimas, a los tiempos y a las pausas, a la voz y al silencio.
 
Así pues, la música y el canto son, además de impulsos, herramientas que motivan la exploración, excavación,  y prospección del terruño que nos compone y somos, dándole una entonación algo festiva y jovial que  proyecta para la vida espacios íntimos que descubrimos o desvelamos. Inmediatamente, como por arte de magia, pasa el recuerdo a formar parte del presente, o lo que es lo mismo, se produce una conexión temporal entre dos puntos distantes del ser.
 
El canto rellena el hueco del vacío existencial y reconoce su importancia en el acto de segregar la voz, de dar una nueva vibración al aire que te circunda. 
 
El canto es certeza  máxima del vivir. 
 
El canto es el encaje blanco que bordas en el aire y donde emites el esbozo de un misterio inasible.  En su fugacidad está el aliento de lo eterno.
 
El canto reivindica la memoria, es una toma de conciencia  vital, una experiencia corporal que roza y rasga el espíritu, cuando no lo abraza.
 
El canto es la música del hombre desnudo fundido con el todo. A la vez puede ser una vía de exhortación del mal, de expulsión de nuestros demonios o de invocación a dioses de cualquier tipo y condición. 

*

Veamos los hallazgos encontrados en el Molino Romero, espero que pronto estén visibles los ajuares y los restos cerámicos, las puntas de flecha y los antiguos herrajes  que me acompañaron un día. Aunque de momento me conformo alegremente de los cantos que entrescucho por sus piedras.



***
 
Cantar  mojado en la piedra seca

Tiene el molino entre sus piedras
 esquejes de romero y  hierbabuena, 
que dan a la harina un pan
 de aromas tierno y fina corteza.

Tiene el molino agua por entre sus venas,
caudales de plata que el río lleva,
que nutren de sangre alegre
la tierra suave de prados y laderas.


*

Tiene el molino no más que una humilde rueda,
monolítica y rugosa, adusta y gruesa, de una sola pieza,
suficiente para alimentar a las familias de la aldea.
 
Por lo demás, es todo virtud del agua y de la piedra
con la atención mimada de quien vierte allí la siembra.
Labrador a tus prados, molinero a tu molienda.

*

Como el ronco roble que hueco y algo marchito entona el cantar del bosque,
yo, joven aún y próspero viejo, sucedo al roble en su símbolo acorde.
Y entono mi canto con las lágrimas de todos los llantos,
diamantes que pulidos por el orfebre de mi corazón.
 
*

En el canto el hombre absorbe la naturaleza.
De un trago, de una bocanada.
Cuando la expulsa por su boca
los árboles toman la palabra
y en el viento brotan las hojas
y en las nubes las amapolas
que bailan y se desvanecen.
 
*
Rock de los bosques

Que ramas me crecen y lobos crío
que los montes salvaje hoy domino
bajo el sonido de los animales que imito
que es de noche y despierto a la noche,
que vivo en vilo y soy puro derroche.

*

Que así, aguas, ruedas, bosque y siembras 
entonen en el molino la romería y la fiesta
que tienen por costumbre celebrar los hombres y la tierra.

Con las mujeres al frente
con todas uno casarse quisiera.
Para al mes salir de casa
a comprar tabaco por peteneras.

Alegría, guasa, risas tontas despreocupadas
naderías del júbilo que

Ay si hablara el molino Romero,
si cantaran los pájaros de mi corazón
como lo hicieron antaño
la ribera del río sentiría ese acordeón
que se encoje y estira
y no atiende a ninguna razón.

Tiene el molino al lado un puente
que me lleva al amor
el del recuerdo de mi amada
y el del pueblo del cual soy.

Tiene el molino la memoria 
de mi edad entera
que detenida hoy piensa
en el ayer, el mañana y el hoy.

Tiene el molino al lado un puente
cuyos ojos miran al sol
y ven el agua que riega
la tierra , el alma y el yo.

Que así sea, que en el Molino Romero
todos ya saben el tesoro que guarda
más que el pan, más que el trigo
el símbolo riega y manda.

Es la rueda que con el agua avanza,
para moler el grano de la enseñanza,
esa que es siembra adecuada
en el corazón y cabeza de la gente sana.

*

 Tiene el molino Romero entre tus piernas 

Los ojos que me atrapan en sus aguas frescas,

de las cuales bebo y más allá  surco y navego

y muelo el grano resuelto de mi cosecha.


*

De belleza infinita, cierta y desmesurada

Fronda salvaje, ola en cresta, vespertino e izado viento.

De allí, cima Olimpo de Venus coronada,

De allí digo, caigo rendido, curado ya y sin conocimiento.


*
 
 


El símbolo es la materia desmaterializada, espiritualizada.

*


 

Wednesday, 23 November 2022

CÁNTICOS DE LA FRONTERA (de un refugiado político y sentimental)

 




I

 1.

No hay más que mirar al frente para echarse a andar. No hay más que mirar de frente para echarse a volar. Vía Láctea, vía Appia, vía Narborense, vía Egnatia. No hay más que mirar al frente para dejar de temblar. Es aquí y ahora: lo que ves a menos de cien metros. Todo lo demás -lo sabes con creces- sobra. Elige cualquier camino, échate a andar. Sal de ti. Disfruta de tus piernas y pies, de tus brazos, de tu cabeza firme, de tu barbilla al viento, de tu cadera al pasear y echar a correr. Te tienes a tí mismo, por fin, gózate bien! Salta. Sal de ti para entrar de nuevo en ti, por otra puerta.

2.

Puedo conformarme con estar tumbado, el móvil en la mano. Ya hemos pasado juntos todo el santo día. Como lapas. Juntos, espiados, inseparables, insobornables en el mutuo amor a la mentira, en puro impulso visual de certero engaño, en un frenesí enganchado y conectado a mil enlaces y mil contactos que se desvanecen en un abrir y cerrar de ojos. En ese abrir y cerrar de ojos en el que vuelvo a estar tumbado con el móvil en la mano.

3.

Antes andaba siempre con una navaja en la mano. Ahora ando con el móvil, todo el puto día. Es como si estuviera clavado en mí, insertado como un chip. El móvil es el navajazo de lo tecnológico en el cerebro del humano. Con su dulce filo disecciona el interior cálido y esponjoso de tu mollera. Desde allí domina, te enajena, te saca de tí para conducirte a una serie de ficciones a menudo despiadadas, aunque en apariencia sean amables y atractivas. Eres un videojuego sin éxito de ventas y sin embargo eres el objeto desechado de un algoritmo, el boceto de una persona que lucha por la vida.

Como en esos sueños que tienes cada noche, donde andas, corres y amas y luego no te acuerdas de nada. Solo que esos sueños no son los tuyos. Vivimos los sueños de los demás, desechos en sueños virtuales, luego harapos, luego excrementos. Consumimos la vida de los demás mientras aspiramos a hacer de nosotros mismos otro producto de consumo.

Como si fuera un pitón en la aorta. El móvil acuchilla a todo el sistema nervioso, lo deja en ridículo con su depurada esgrima mientras te crees que dominas la situación.

Perogrullada de última hora: El móvil es la negación del yo.

4.

Hace ya demasiados años dejé de transcribir mis sueños. Pero hoy tuve uno que tengo que contar, no se vaya a revolver dentro y convertirse en germen de un tumor. Tengo que contar el sueño porque desperté sudando. Y lo contaré cuando sepa narrarlo, cuando me vuelva el frío y la inquietud, cuando ya se haya escapado de mi memoria. 

5.

La memoria: ese pantano.  Ese territorio de  ruidosos silencios y sonidos de baja frecuencia, esa frontera donde se entienden y hablan varios idiomas a la vez.

La memoria, esa torre de Babel.

6.

Todo pantano es también una frontera. Pantanos hay en todos los países. El país de los pantanos está diseminado por toda la tierra. No hay un gobierno, no hay un Estado. El pantano es la anarquía de lo vivo, su realentización máxima, su germen en eterno estado embrionario. 

7.

La frontera no tiene bandera. Los refugiados no tienen bandera. Debería estar ahora diseñando una para ellos. ¿O conocéis vosotros alguna que ya existe? Las banderas han demostrado ser un carnet de identidad colectivo que provoca más conflictos que los ya existentes. La identidad misma es un foco de conflicto imposible de eludir. La identidad es parte memoria parte voluntad. 

8.

El pantano no tiene bandera, ni caminos, ni leyes que no sean de barro y lodo.

9.

Toda frontera produce una sensación de confusión. Debería ser al contrario, ya que la frontera divide taxativamente. Solo que se habla mucho de las fronteras invisibles, sin referirse a una situación imaginada. Siendo yo extranjero por definición, estar a un lado u otro de la frontera debería darme igual. Sin embargo me confunde, no siempre voy documentado y a menudo que asaltan gallofas uniformados que me piden los papeles. Yo les enseño mis libretas y cuadernos, haciéndome el tonto. Ellos aveces se ríen, me toman por loco y santaspascuas. Otros creen que me río de ellos y la emprenden contra mí. No voy a esperar otra cosa de ellos. Los amaestraron para ser robots, y no llegaron a serlo jamás, dios mediante. Tampoco llegaron a ser ellos mismos, pero, y quién puede lograrlo?

Es la voz de los refugiados la que nos viene a salvar. Antes de ser refugiados ellos eran como nosotros. Y es probable que nosotros seamos, dentro de poco tiempo, como ellos. 

10.

Todo camino es una frontera.  Todo camino tiene su escolta, su paisaje. Puede ser de escoria o de frondosa vegetación. Y toda frontera es un camino lleno de espinas. Todo camino que se recorre con dolor es un éxodo, pero el dolor puede convertirse en un motor hacia la libertad, hacia el gozo de recorrer los caminos como vía de habitar el mundo.  Y esa vía se ramifica. Una de las ramas principales es la belleza, esa proteína para el alma sofisticada. Y encima demuestra su eficacia para combatir el dolor. La belleza cauteriza las heridas del alma. Solo la belleza tiene el don de la comprensión. 

 

*

II

Frena el tráfico de amores. No sometas a tu corazón a más tránsito del debido. Sabes que eres sensible a la contaminación de las pasiones y frágil a la velocidad del tiempo. Sabes que eres una marioneta en manos del destino, manipulable y cruel como el destino mismo.

 

Todas las noches igual, todas las noches igual. No pasa nada. Menos mal. Rezo por ello. Todas las noches igual. Que no pase nada. Todas las noches igual, todas las noches la misma noche. Qué maravilloso milagro que sea así. Que no pase nada, que no acabe la noche.

 

Monday, 21 November 2022

CÁNTICOS A LA LIBERTAD (ilustrados de Victoria)

 
 
*
 
La victoria nunca llega por casualidad. 
El precio de la victoria ha sido su cabeza misma. 
 
*
 
La victoria no es otra cosa que el espejismo deslumbrante de la libertad. 
 
*
 
La victoria tiene alas, te elevará a las alturas, 
aunque allí quizas pases a formar parte de esos satélites 
que danzan en soledad, emitiendo señales a tierra.
 
*
 
 El precio de la libertad suele ser la soledad.
 
*
La soledad es la libertad acompañada de victoria.
 
*
 
La victoria siempre tiene las alas demasiado cortas.
 
*
 
 Serás libres pero estarás solo.
 Nadie acompañará el transcurrir de tus días
 ni suspirará contigo por las noches. 
 
Serás libres pero no sentirás la soledad.
Todos los recuerdos aportan diálogos breves
de felicidad inconclusa.

*
 
Tan solo tus alas serán testigo de tu victoria. 
 
*

La libertad se orienta por el corazón, esa brújula que nos guía por caminos imposibles.
 
*
 
He perdido todo por ser libre. Todo lo que me ataba a un mastil. 
Y empecé a trabajar y me até una mano a otro mástil 
para que la otra mano fuera libre. 
 
He perdido todo por ser libre. 
Extremadamente pobre, la libertad canta de puro vicio
porque tiene tiempo para escuchar la música de la vida.
 
*
 
La libertad es un nido con huevos de cristal.
 
La libertad es un universo con forma de nido. 

La libertad es un camino de piedras, con multitud de paradas placenteras.

La libertad es la certeza de la victoria diaria.
 
La victoria es tener siempre las alas del corazón desplegadas.
 
La libertad es tener un corazón bondadoso.
 
La victoria es desprenderse de todo lo que duele.
 
La libertad es cerrar los ojos y sonreir.
 
La victoria es abrir los ojos y llorar. 

*

 


 

Monday, 7 November 2022

CÁNTICOS DEL PANTANO ( recuerdo ser feliz )

 

En la travesía de La pluma, en Leganés, aún queda algo de aquello. 



****

Recuerdo ser feliz posponiendo una y otra vez todas las tareas que tenía como ser humano. Con la lavadora rota y un cerro de ropa sucia a sus pies. Recuerdo ser feliz sin trabajo y sin dinero y sin deudas y sin amor y sin casa. Recuerdo ser feliz mintiéndome a mí mismo, como ese recuerdo que se crea en cuanto caes en la cuenta de haberlo olvidado. Recuerdo tanta mentira y tanta verdad siniestra. Recuerdo haber caído en casi todos los infiernos, y digo casi porque soy consciente que siempre algo olvido, aunque sea otro infierno. Los infiernos son infinitos, y quiero pensar que los paraísos también lo son.

Recuerdo ser feliz  con tan poca cosa que me sentía rico de pobreza. Nadie tiene tanta pobreza como yo tenía. Me dejé llevar por un pensamiento: cada día que vivo es un regalo que no tiene precio. La pobreza era el regalo, el alma para valorar lo poco y lo mucho que hay en la vida. Lo mucho y poco que hay en los contenedores de basura y en los centros comerciales.

Recuerdo ser feliz en un lago con una mujer desnuda. Recuerdo ser feliz al haber estado con ella en completo y absoluto desnudo. 

Recuerdo ser feliz mientras borro la memoria y me centro en tí. Recuerdo ser feliz a tu lado todo el tiempo. Recuerdo ser feliz mientras me esfuerzo en fijar mi próximo recuerdo.  Recuerdo ser feliz en la mentira. 

****

 

Algo tenía escrito sobre lo imprevisible de los días, y hasta de los mismos recuerdos. Me aburrieron un día y previsiblemente fueron a la hoguera. Cuadernos, libretas, dibujos, libros, objetos que amaba. Todo ardía en la pira una noche de noviembre. Todo rocíado de gasolina mientras llovía finamente. La pirámide de fuego me concedió a cambio un ojo nuevo, una vida nueva. 

***

Los recuerdos de aquel tiempo aún ruedan a través de la memoria, como en la noria el agua del río.

La memoria es un disco mágico que constantemente se está formando y erosionando. Se forma a la vez que se erosiona, -como el universo. Quizás, y con la erosición aparece, al tiempo, una nueva forma o un dibujo nuevo bajo la piel primera que la vida concede en su inicio.

Tenía algo escrito sobre la previsible imprevisilidad de la vida. De hecho, algo que ahora me parece tan obvio, me pareció en su día una fuente de sabiduría. Saber que cada día guarda algo nuevo y viejo que aparece si permaneces atento. Atento al exterior, y al interior sobre todo. Es como dar con el filón de oro en la mina. Esa conciencia  me permite escribir, aunque ya con mesura. La escritura se convirtió en un mal desde el momento que se tornó en costumbre. Por eso ahora no escribo. Y no escribo porque es lo mejor para mí. Me hace desdichado, y aún no sé la causa pero es así. Por eso esto no está escrito en ninguna parte aunque puedas leerlo. No importa. Carece de valor, incluso para el desdichado que escribe.

 A partir del momento que escribo, en contra de lo que comúnmente se cree,  empiezo a morir, o muero directamente. Es la muerte quien escribe, quien está en mis dedos, quien me limpia los mocos y la baba, quien rebaña la taza de chocolate e inventa todo este despropósito de escrito.

Por eso no escribo. No escribo nada, ni esto que aquí existe, tan exiguo que ya expira. No escribo porque no necesito renacer. Ya nací, y ya que estoy prefiero seguir siendo quien soy, ya conozco el percal, ya he probado la amargura de su fracaso y las mieles de sus éxitos. Y tengo el aliento de la bestia que duerme en el jardín. 


Hay quien prefiere entrenarse en un gimnasio lleno de pulcras máquinas metálicas con empuñaduras de espuma, forrado de espejos donde rebota el brillo de biceps y gluteos. Hacen bien si es lo que bien quieren hacer; ejercitar el cuerpo es algo saludable e incluso necesario. Eso se dice, incluso con severa rotundidad. El ejercicio físico segrega hormonas de la felicidad y, lo que es más importante, aporta al cuerpo un aspecto atractivo.

Sin embargo, el ejercicio físico puede ser tan peligroso como el ejercico espiritual.  Por ejemplo. Si te entrenas en la escritura. Todo ejercicio tiene métodos. Los hay que, para escribir, suelen ser perfectos para dejar de escribir. Se te quitan las ganas. Y como no hay ningún método del que me fie elijo el método del vacío. Que a veces impone negación y otras veces  exige desataduras extremas. Hasta que dentro de unos meses haya pasado por todos los vacíos que tengo -detecto-  a mi alcance.

Cuando realmente todo me de lo mismo. Es mi nirvana personal. LLegar a eso, a tomar esa conciencia, será tan alarmante que no me alarmaré de nada. Me reiré de mí mismo. Me echaré a llorar. Veré que no puedo llorar porque me da lo mismo. Veré todas las veces que pude haber llorado sin haberlo conseguido. Veré toda mi represión, todas las veces que eché las manos contra mi cuello. Veré todas las veces que quise ver mis manos en los cuellos de otros. Veré todos las orgías donde no participé. Veré cada desnudo de cada mujer que deseé. Veré cada dormitorio donde no puse un pie. Veré que la noche es tan ciega como yo.

****

El vacío se llena del no y del sí y se rehace en su nada con el tal vez.

El principio de todo escritor es el final de la escritura. 

El precio de ser un escritor es dejar de escribir.

Cada escritor tiene la misión de encontrar su método. Y de destruirlo.

 

Sufres lexiones en el alma, derrames de neuronas, derrapes de la inteligencia, y un sinfin de quebraduras que la medicina de hoy jamás podrá detectar.


Yo sufro de pantanos. Todo lo dejo empantanado. Acumulo basura, objetos que encuentro en la calle y en los cubos de oportunidades. Yo soy pantano. Toco algo y lo lleno de barro. Con ello moldeo la vida a mi capricho y voluntad. Pero no hay motivo para ello. Y lo dejo. Y me dejo. Y al dejarme recibo semillas que pueden o no germinar. Soy pantano y permito vivir a todo lo que venga. Procuro dar cobijo y alimento a cualquier forma de viva que se me acerque. Mientras no quiera transformarme, mientras no quiera construir un centro comercial (demencial, los llamo para mis adentros), una zona residencial o un parque temático.

 

Yo habito en el pantano, lo conozco al dedillo. Soy feliz en el pantano. Conozco sus límites y dentro de sus límites he llegado a vivir tranquilo, incluso recuerdo ser feliz. Claro, eso lo digo ahora que cumplí 100 años el pasado martes.

Sunday, 30 October 2022

CÁNTICOS DEL CAMPUS (con otros cantares del manicomio)



-1- 

Sufres lesiones intratables en el alma, derrames de neuronas que siguen cayendo, derrapes de la inteligencia sin frenada aún, y un sinfín de quebraduras que la medicina de hoy jamás podrá detectar. O sí. 

Esas lesiones son la amnesia general que nos enchufan a través de los medios de comunicación y las redes sociales. Es el nuevo credo y la nueva peste. La culpabilidad se traduce hoy en apatía, en complejo de inferioridad o en reafirmaciones y exposiciones del yo realmente enfermizas. Aunque hay de todo y todos tienen derecho a ese goce, a esa ilusión que producen de estar con la peña, de estar acompañados, incluso avasallados.

 Desde que las redes sociales se han implantado en nuestro día a día no hay más que corazones, likes -y no likes-, besos, sonrisas y buen rollo emoticonoidal.  Muchos nos lo tragamos del tirón, a bocajarro. A cholón. Pero es mentira. Todo lo que sucede fuera de uno es mentira, u otra verdad, u otra lidia en otra plaza. Y he de añadir que me gusta ver a tantos amigos y a familia dejando testimonios de sus felices existencias, algunos expresan otros sentimientos, otros solo buscan camorra camuflada, otros mofa, otros buscan follar. Es mi caso, por eso me va como me va.


-2- 

El vacío caótico se llena del sí y del no, y se rehace en su nada caótica con el tal vez.

El principio de todo escritor es el final de la escritura. 

El precio de ser un escritor es dejar de escribir.

Cada escritor tiene la misión de encontrar su método. Y de destruirlo.

Un verdadero escritor no necesita lectores. Un verdadero escritor sólo necesita un editor.

 

-3-

El loco debe mantenerse fiel a su locura, como el ave migratoria a su lugar de origen.

El loco debe encerrarse voluntariamente en su jaula.

El loco debe dejar tranquilo a los demás, es la mejor manera para gozar su locura. 

*

El buen loco dice lo que piensa, aún no sabiendo lo que dice. 

El buen loco debe dejar puntualmente su jaula para no perder el sentido de la libertad, eje de su locura. 

El buen loco debe ser del todo bondadoso.

Sunday, 23 October 2022

CÁNTICO DE LOS MONTES ( borrador para una sinfonía coral )

 
*

Orquestación: Campanas y Cencerros

Acompañamientos: Trinos, Rebuznos, ramas al viento.

Dirección: El Sol

Auditorio: Los Montes (de Garciaz, Cáceres)


 

Pronto será tarde,
murmuran los muertos,
y no sabes si sentencian o advierten.
Menos mal que el bien
nos dice que siempre
 es aquí y ahora. 
 
Pronto será tarde,
también lo recuerdan los montes.
 Menos mal que aquí están las campanas
 y los cencerros para despertarte ahora
que el viento próximo de la noche
traerá también la aurora.
 

La imagen de hoy está vivida por sus cuatro costados y habita ya en mi espinazo. Allá, en el otoño pasado -cuando realicé la fotografía- y aquí y ahora, en la presente privamera tardía, cuando trazo estas líneas. La imagen de hoy es una ventana espacio temporal que contiene una epifanía, o varias. Veamos.
 
 
 
***** 
 

Cántico de los montes
 
Campanas y cencerros sirven por igual al mismo fin.

 
Primera parte: Cencerros.......................................(1-9) Nueve variaciones sobre dos parejas
Segunda parte: Campanas...................................................................... (10-12) Tres cánticos


 
 Notas preeliminares

Son los montes tus pulmones
 
Por fin puedo entregaros algo medianamente digno, un borrador que me ha ocupado horas y noches y que llegué a darlo por perdido. Suelo emplear más tiempo en corregir que en escribir, lo cual resulta agotador y mima -cuando no pule- considerablemente mi tarea de editar.  Solo cuando he dado por terminado este primer borrador he podido estructurarlo y dilucidarlo en su conjunto, con lo cual te tenido de nuevo que revisarlo.
 
Primero trabajé el plano descriptivo, la imagen pura y desmenbrada. He manejado cinco elementos primordiales: sol, nubes, árboles, campanario y espadaña. El primero de ellos sirve como eje y los cuatro restantes forman dos parejas. Campanario-espadaña, que representará "Cames", y árbol-nube, que tendrá su representación en el dios Árnu.
 
Los cinco elementos están sostenidos por el plano del horizonte de fondo, que son los montes de Garciaz, y que sería el escenario principal.

Después trabajé lo que no se ve en la imagen. Al recordar el momento de la captura, me percaté de la importancia que tuvo el sonido, tanto de campanas -solemnes, grandilocuentes, redondas y lejanas-, como de cencerros, -corrientes, ramplones, plebeyos. El sonido, justo lo que no se ve, me llevó a los agentes vivos. Tenía un rebaño cerca. También hubía aves e insectos, cantos, trinos, moscardones y algún rebuzno; y el viento en los ramales lo removía todo al tiempo en el aire libre. Me sentí abrumado y excitado a la vez de percibir y ser consciente de cuanto oía, veía y sentía. Todos los agentes vivos están vibrando detrás de la imagen. Ellos serían los actores y actrices.
 
*
 

Ahora, habiendo meditado lo suficiente sobre la imagen, puedo empezar a trabajar el plano simbólico y formal de este borrador experimental con espiraciones a libreto para una sinfonía coral.
 
Las campanas responden ante lo divino, por eso se escribe en versos, como alta esfera. Los cencerros son más mundanos y están asociado a lo animal, aunque razonados. Por eso están escritos en prosa, adrede, prosaicamente, para expresar lo humano y bestial puedan tener y contemplar.  

Más tarde me pareció insuficiente e inadecuado. Los cencerros, vinculados a lo social pero también a lo musical, al pueblo, al folclore, al punk, también gozan de la expresión en verso, de canción. Por lo tanto, campanas y cencerros tienden a convivir en el aire de las próximas líneas. De qué otra manera si no, pues puedo jurar que campanas y cencerros era lo que yo escuchaba cuando tomé la captura de la imagen. Otra coincidencia, pura casualidad en estado puro.

Los cencerros emparejan árbol y nube, pues el ganado solo necesita del agua de las nubes y de los frutos del árbol para vivir.
 
Las campanas, por su parte, casan a la perfección con la otra pareja, campanario y espadaña, pues de allí procede su sonido y existencia. Los hombres solo necesitan un dios o varios para vivir, algunos ni eso, y se conforman entre risas y llantos con la torpe existencia. Hacen bien, en cualquier caso, si extraen de ello un ápice de belleza y felicidad.

Mencionar la naturaleza de cada texto, así los Cencerros, son cencerradas, prosas plagadas de reflexiones, imperfecciones, contradicciones. Comparten un espacio donde lo poético y lo patético se dan la mano.
 
Las campanas son del todo cánticos, y como contrapunto a lo doliente que lleva emparejado su sonido, he intentado de dotarlo de frescura con unos versos que proceden del agua, de la lluvia, de la gracia.

No podría terminar este trabajo sin mencionar al astro rey. El sol es el eje, la clave de la imagen. El sol es quien realiza el dibujo y la pintura, aporta la miel y la luz y la energía a todo el conjunto en su medida. Ocupa la parte central, en su punto aúrico y extiende su luz a lo largo de toda la franja central. 
 
El sol es el oro de este cántico, el solista de esta canción, el tenor de esta sinfonía, la voz que aspira a contaros la feliz comunión de lo humano y lo divino, de lo profano y lo sagrado, de la naturaleza y la inteligencia, de lo que es plenamente callado y del estrépito calmo del alma.

El sol marca el tiempo, el ritmo de la vida, el latido de los montes. El sol es el director de esta orquesta silenciosa que muerde los párpados de quien se deja embaucar por la belleza y su razón desvelada.



CENCERROS

1

El primer escrito sobre esta imagen fue un poema en prosa. El segundo texto sobre esta misma imagen fue otro poema en prosa. Renegar del verso es un método que sirve para no hacer mucho caso  a la métrica en beneficio de un discurso que, a veces, goza de una inspiración desatada, lo que viene a ser escribir del tirón. Es como encontrar el filón y extraer en bruto. Hablar de inspiración puede resultar pretencioso, sin embargo creo que es adecuado, pues cuando el espíritu entrevé puertas y caminos que conducen a una conciencia clara, luminosa y razonablemente imposible de encasillar, se dice que vamos bien, y tiramos como una flecha al corazón de una diana. Es lo que se ha llamado genio, -aunque yo prefiero llamarlo camino. En todo caso, a veces el genio -o el camino-  se aparece, quizás a base de tanto buscarle, -o le confundimos con un sucedáneo o una imitación. Este genio, con el tiempo, se puede pervertir o agotar, o abandonarnos, y entonces hay que buscar otro genio, o sea, otra fuente de inspiración. En todo caso, el tiempo también escasea, así se apresuremosnos y no perdamos ni un sólo segundo en divagaciones que el genio odia y que se desvían del camino.

2

El oro puede estar en el centro de la montaña. El oro puede estar en el lecho del río. El oro puede estar entre la arena del desierto. El oro puede estar alrededor de tu cuello. El oro puede estar entre tus dedos. El oro puede estar en tu muñeca. El oro puede estar en el sol. El oro puede estar en tus ojos. El oro puede estar en tus excrementos. El oro puede estar en la sangre de Jesucrito. El oro puede estar en un cubo de basura. El oro puede estar en un banco suizo. El oro puede estar en el aliento del lobo y en la lana sucia de la oveja. El oro puede estar bailando en la noche.

*

El oro negro está en la luz última de la tarde. A la pardilla. En el crepúsculo. En tu mirada que despierta, duerme y sueña con el oro blanco del amanecer.

*

Oro negro son los filamentos que forman las palabras. Oro negro son las manecillas del reloj. Oro negro es el tiempo que puedo dedicar a este oficio doméstico -y estrictamente nocturno- que es la escritura. Oro negro es la orfebrería de tu pensamiento. Por ello  quiero abordar la imagen de hoy, oro sobre oro, y anotar las impresiones que las dos parejas (torre-espadaña y árbol-nube) me producen más allá de lo emocional.


3

El sol muerde a la torre, se ciega en la piedra, la devora con dulzura, y en unos segundos la devuelve a la vida, la deglute, la deja igual, con algo de su saliva.

*

El sol  congela la imagen en tu memoria cuando incendia al bosque con su lengua de fuego. Prende a cada hoja su esplendor cromático, su tono pleno. La noche, luego, se encarga de todo. Va apagando suavemente las luces de las hojas y el temblor solemne de las rocas. Como corazones humanos que a placer duermen. La oscuridad, luego, también se matiza en una larga secuencia de sombras hasta llegar al absoluto negro. Procedente del otro lado de la luna. De allí y del confín último y primero del universo.

*

Unidas por el dios sol en la cita del atardecer, os encontráis vosotras ante mis ojos. Vosotras, parejas exaltadas de tanta paz, ante mis ojos pareceís tan lejanas al mundo cuando al mundo mismo representais. Y me enredo ante tanto estímulo y grandeza, ante tanto significado y belleza. Me enredo entre las ramas mientras la nube me cubre y llama, mientras el cielo me dice que vuelva a casa con este humilde regalo.

 

4

La lejana torre de la iglesia de Santiago Apostol de Garciaz asoma tras la loma que antecede a la ermita de la Concepción, ya a media legua del pueblo. En un punto, el campanario de la torre y el hueco de la espadaña de la ermita, coinciden en una suerte de perspectiva y rotación terrestre. Eso mi ojo lo sabe ahora, pero fue todo sorpresa, subidón y suerte fijar la mirada en esa precisa alineación. Fue como encontrar un precioso hallazgo. Aquel encuentro entre dos construcciones religiosas segregaba santidad por los cuatro costados, y a la vez era algo normal, fruto de la observación y de la perspectiva. Con ello, los dos templos cumplían su cometido, eterno de siglos, erguidas aún y soberanas en medio de los montes templados de octubre.

Así, en el lado izquierdo, esta pareja de aguja y campanario, humana y divina,  se complementa y contrapone a la otra pareja, formada por árbol y nube. Árbol y nube gozan de la una condición diferente. La condición de la naturaleza y lo sobrehumano. Pues el árbol, desojado de otoño, se encopeta de un nube negra, furtiva, veloz y aguacera, y en ello el hombre ni pincha ni corta.

5

 Ver que hay cosas y elementos que por un momento encajan -y se casan; ver cosas y elementos que por un momento se enlazan a un orden tan éfimero como secreto, de tal forma que de golpe se constituye un planeta nuevo. Eres ese explorador que examina las nuevas tierras exteriores, provisto ya de saberes varios, herramientas, prudencias y valores de supervivencias. Verás verdes valles y fértiles praderas. Verás voraces volcanes y peligrosas sierras. 

El nuevo planeta es una mujer con su naturaleza bien resuelta, sus aires fragantes -de humildad y de grandeza, de embriaguez perturbadora -irritantte o serena, con silencios de lujuria, amor, concordia o tormenta.  Descubrir una mujer es descubrir un planeta.


6

Suenan, retumban, se callan. El entorno todo se cubre del milagro que el sonido dejó en el cielo, devolviendo al universo lo que la tierra tiene de divino. Esa vibración no muere, se posa sobre la hierba, sobre las rocas, sobre los lomos de las ovejas y las hojas de las encinas huecas. Como un polvo sideral vibra la música que muere.

Suenan, retumban, se apagan. Y se enciende en mí la llama sorda de la esperanza como una aguja que me cose y me une al futuro eterno, ese mañana que es ahora mismo en gerundio perfecto. Escucho ahora el pasar de las nubes que también deja su música esparcida por los montes, deja las corcheas colgadas de las ramas como frutos y bayas. Las nubes traen las partituras del agua y del sueño para que venga la noche ya y no tiembles de miedo. Para que tiembles de amor, vida, para que tiembles junto a otro temblor de carne, de amor y risa, y levantes la tierra y el cielo. Para que tiembles de una vez, piedra, mármol de mis días,

7

Oh tú, música mía, tú que cincelas el aire que curte mi corazón, no tengas prisa por acabar. Esto no es una canción, es una sinfonía. Toma asiento y almohada, sedas y copas de cristal. Siéntate a mirar cómo un campanario resuena desde su construcción, cómo la piedra canta desde el fondo del río. Y es ese canto el que lima las uñas del animal que ruje enjaulado entre las costillas, de ese animal amenazado bajo la losa de un esternón dolménico. Oh tú, música mía, ahullenta las tormentas de mis sienes y aulla. Fuerte como el trueno despeja el negro velo que te oculta, sal a la ventisca, grita, corre, salta, relincha, música mía.

8

Me cae la tarde con su edredón de oro apagado y duermo sin pensar que mañana será otro día porque aún queda la noche que no me deja dormir ni pensar y me dicta su sueño por ser su igual. Me cae la tarde con la música de los cencerros y el trinar cruzado de los ruiseñores, y la melodía de las campanas que anuncia la oración y la gratitud, el verbo y el balido, el silencio sonoro y la soledad sosegada. Siempre quise ser un monje pero nunca me escuché lo suficiente. Amén el ruido que me salvó de serlo

Hay veces que hay que silenciar las voces procedentes de las mazmorras. Hay veces que hay que silenciar las voces procedentes de los púlpitos. Hay veces que hay que silenciar las voces procedentes de los móviles. Es lo malo de tenerlas, las voces, las mazmorras, los púlpitos, los móviles. Todos sobran, menos una, tu voz. 

Todo lo demás puede sobrar, pero ten oído para los demás que guardan su verdad en silencio.

9

Y si ahora descubro la luz, ahora después de tanto tiempo, después de tanto y tan cerca tenerla, de tanto a la mano que la tenía y no la veía, que la tocaba y no la poseía. Por fortuna. Y si ahora descubro la vida, ahora después de tanto penar, después de tanto y tanto por dentro sangrar, de tanto la espalda que la volví. Y si ahora viene la muerte y me interroga y me pregunta por lo que hice en vida y no me deja tiempo ni para pensalo. 

 

*** 


 CAMPANAS

 

10

El sol se despide por hoy con la ceremonia 

festiva de tu aliento, fuego nuevo siempre 

y consumido, oro viejo que robó al padre

 de las estrellas el día que naciste. 

 

11

No atardece. No se atan los corazones en vano

 si no para ayudarse en su latir y batir de alas.

*

No amanece. No se aman los corazones fugazmente

 si no para sonreir con dulzura al tiempo

 por su inocente crueldad.


12

Por encima de todo: aprende a respirar.

Nosotros los montes te daremos el aire puro.

Bajo presión o sin ella, a tres mil metros o bajo el mar.

Mientras puedas, mientras tengas aire a tu alrededor,

aprende a respirar. 

Nosotros los montes te daremos el aire puro.

Haz circular el aire por tu interior, degústalo, críbalo,

 conviértelo en viento, entrégalo con tu magia

exenta de magia.

 Propaga tu vida anónima y dulce,

 como una sierra de juguete,

como un árbol en flor.

Atrévete y respira.

Hondamente,

en la superficie del aire. 

Olfatea como un perro

su aromática piel inexistente.

Cuenta hasta siete.

Siete veces siete.

Cuenta mejor hasta doce.

Doce veces doce.

Uno

dos

tres

cuatro

cinco 

seis

siete

ocho

nueve

diez

once

y

doce.

Que así es como se aprende

el cántico de los montes.


*


FURGÓN DEL FUEGO EXTINTO

    *   cadáver carcasa esqueleto cuerpo calcinado en óxido enmohecido tejido de la ceniza abrigo del fuego consumido.   *   yelmo casaca ...