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El mito del salvaje sigue alimentando cañones y estrategias de exterminio. El salvaje, no tiene por qué proceder necesariamente de la selva, pero la selva tiene sus leyes, sus costumbres que pueden parecer, según quién las contemple, salvajes. Pues qué civilizados y con cuánto gusto están sus rostros decorados, con qué armonía se integran sus viviendas en el paisaje, y con cuánto sentido aplican sus ritos. Esta es una alusión al mito del buen salvaje, y Bartolomé de las Casas dio fe y cuenta de ello.
El mito del salvaje sigue alimentando cañones y estrategias de exterminio. El salvaje, no tiene por qué proceder necesariamente de la selva, pero la selva tiene sus leyes, sus costumbres que pueden parecer, según quién las contemple, salvajes. Pues qué civilizados y con cuánto gusto están sus rostros decorados, con qué armonía se integran sus viviendas en el paisaje, y con cuánto sentido aplican sus ritos. Esta es una alusión al mito del buen salvaje, y Bartolomé de las Casas dio fe y cuenta de ello.
Otra cuenta daré yo del salvaje urbano, ese joven que a sus anchas campa en nuestro tiempo y en nuestras ciudades y pueblos. Yo lo he visto, e incluso lo he encarnado. Recuerdo junto a mis drugos escardar las basuras y cortar las carreteras, recuerdo peinar los asilos y secuestrar a las enfermeras. Hoy son noticias de moda, pero de moda nada. Es el problema más acuciante de la sociedad. Es fácil verse apaleado y humillado dentro de unos años cuando, como ocurre en la novela de A. Burgess La naranja mecánica, nos arriesguemos a salir de paseo con un libro bajo el brazo. Cómo una nueva religión de bestialidad acontecen los sucesos, niñas apuñalándose, chavales descuartizando cuerpos virginales, profesores arrinconados, padres y madres bajo el régimen del capricho ...Apocalipsis now!!!! Juventud, divina dinamita!!! Madrid, nazis league!!!
Qué alguien empiece a hacer señales de humo, que en el Congreso no se han dado cuenta que la mitad de nuestros jóvenes son de nitroglicerina. O es que tal vez, es la manifestación veraz de nuestro ultraviolento mundo, y son ellos, los adolescentes, los que antes lo perciben y antes se acoplan a la lógica salvaje.
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Recomendación musical: N. J. Zivkovic: El castillo del Rey Loco
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Kitos, abril 2010
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