Agosto 2010
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I
En el fondo lo están consiguiendo. El ojo del Gran Hermano se está extendiendo fuera de la paranoia comunista que imaginara G. Orwell, o del simulacro vital que padeció Jim Carrey en la peli El show de Truman. El genial Degás, pensaba que estamos creados para observarnos los unos a los otros, lo cual es muy diferente a vigilarnos los unos a los otros. Si, y ahora con la explosión de las redes sociales ampliamos la visibilidad que queremos tengan de nosotros mismos, aunque inocentemente entramos al trapo, y reclamamos nuestra identidad, y fomentamos nuestro ego en cordiales trasuntos. La sociedad tecnológica cuenta con nuevas vías de comunicación para paliar y combartir la soledad, esa hidra creciente que nos invade, y que a la postre se transforma en aliada o enemiga.
Así es como nos apoyamos unos a otros, virtualmente, buscando la complicidad y el reconocimiento ajeno. Ciertamente es un pasmoso ejemplo de vanidad de vanidades. Nos saludamos, compartimos música, chistes, fotos, blogs, enlaces de información múltiple; todo ello claro está, dentro de lo política y éticamente correcto (que ya sabemos que el Facebook lo creo la CIA y que las empresas, antes de contratar indaga e investiga el comportamiento del aspirante). No obstante, y pese al breve análisis de las redes sociales (merece uno más a conciencia) , hemos de saber que, por encima de todo, es un electrodomético y que como tal sus prestaciones dependen del uso que hagamos del cacharro en cuestión. Priorizar lo pragmático y limitar lo psicológico.
II
Porque este juego no es nuevo, y ya el cristianismo puso la primera piedra al advertir la omnipresencia de Dios. Se podría debatir largo y tendido sobre ello, sobre el temor y al amor a Dios, sobre la conveniencia o inconveniencia social de un régimen moral, por muy espeluznante que nos pueda sonar. En realidad, la televisión y sus múltiples programas realizan una actualización pagana del dogma católico y nos inculcan el temor y el amor a la divinidad, o a la actualidad televisada. El púlpito hoy es el gallinero TV. Y ya es demasiado tarde, ya las gallinas han hecho la puesta en nuestras mentes. Pocas voces críticas y con criterio político se dejan escuchar. Como decía, en el fondo -y en la superficie aún más- lo están consiguiendo. Yo ya no tengo una opinión, sino muchas, y de todas ellas dudo. La TV y las redes sociales son electrodomésticos, y lo mismo que el microondas o la lavadora debe prestarnos un servicio, sernos útil de algún modo. Y así, al igual que lavamos nuestra ropa debemos lavar nuestro cerebro. Lo malo es cuando nos roban las vestimentas y quedamos en pelotas. A mí al menos ya no me importa. Me preocupa más que mi cerebro entre en el juego y no distinga la vida que posee.
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Música: The Doors: The Spy:
http://www.youtube.com/watch?v=kuF0lqiPn7g
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Música: The Doors: The Spy:
http://www.youtube.com/watch?v=kuF0lqiPn7g
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