Diciembre 2010
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Tras mi breve enfermedad volví a los campos a respirar, a pulmón abierto. Volví a visitar a Milleto y a su cada vez más extensa familia, una familia que no busca la descendencia sino la ascendencia, que no crece hacia el futuro, sino hacia el pasado. Lo curioso es que ya hay una tercera generación a orillas del Butarque de la que pronto mostraré sus longevos rostros. Milleto ha conseguido congregar a sus antepasados, entre los cuales no solo incluye a familiares directos . Para las próximas festividades quieren estar todos juntos; no sé con qué motivos. Creía que la Navidad era un desfase histórico cuyo mensaje primero ha sido manipulado por las leyes del mercado. Para el común del personal la Navidad es la cita ineludible de la institución familiar, con una ejemplar puesta en escena, que despierta sentimientos fraternos con fecha de caducidad. O sea, que la supuesta bondad tiene de fecha límite lo que duran estas fiestas; para el resto del año a continuar siendo unos grandísimos y ensimismados hijos de cien padres. No sé si Charles Dickens ha conseguido convencerles de la existencia y vigencia del espíritu de la Navidad o ha sido asunto de Los Reyes Magos. De lo que estoy seguro es de que Santa Klaus no ha tenido nada que ver. Le hubieran hundido a la primera. En fín, a mí me han invitado, tampoco sé con qué motivos, ni de qué exactamente voy a tomar parte. Espero que la celebración sea la del sagrado nacimiento y renacimiento de lo sagrado. Tras mi breve enfermedad lo veo más claro: nacimiento y renacimiento de uno mismo; con mis familias al lado.
...siempre
ReplyDelete...cerca
ReplyDeleteY si nos queda algún diente, comeremos turrón...
ReplyDeleteUn saludo navideño, brother.
Lo que más me gusta de estas fiestas es descorchar botellas.
ReplyDeleteSaludos cavañeros, man!
Qué tal querido amigo,pues yo he pasado unos días bien jodidos después de los fastos navideños,aún sigo recuperándome de ese virus cabrón que ha estado instalándose en los estómagos más desprevenidos y menos inclinados al exceso que nos imponen en estas fechas.Cómo diría nuestro admirado Vila Matas,"habitamos un paisaje moral en ruinas" lo que este momento del año atestigua con sus celebraciones muchas veces obscenas.Yo también me retiro al campo unos días, al Valle del Silencio en León, lugar que con tan evocador nombre espero me permita aunque sea sólo atisbar, toda esa hondura en la que te encuentras plenamente sumergido y de la que para suerte nuestra ya estás consiguiendo dar perfecto testimonio.Mi más rendida admiración hacia esa sensibilidad tuya,a veces volcánica,en los límites de la cordura y a veces de la enfermedad.
ReplyDeleteUn fuerte abrazo de tu tocayo zurdo,Carlos.
Grandioso comentario amigo.
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