Mayo 2011____________________________________________
Al lado de una carretera abandonada me puse a trabajar. Rostros de piedra miran a un cielo surcado de nubes. Difuntos seres que parecen interrogar al mismo cielo(...)De repente, un guardia de seguridad me llamó la atención...qué emoción. ¿Qué estas haciendo? -me preguntó sin saludar. Componer con piedras, -contesté escuetamente y sin mirar. Se bajó lentamente del coche de servicio y al acercarse su rostro me pareció familiar. Joder, si eres Michael Landon, vaya susto que me has dado! Exacto muchacho, hace tiempo que te esperaba en esta autopista hacía el cielo. -Pues no me jodas, que pienso volver por donde he venido. Yo no soy ningún ángel ni ningún difunto. Así que no me molestes más o te despeino. -No entiendes que vengo a salvarte? Desde luego que no entiendes, pocos mortales advierten los signos del adiós terrestre, lo que se llama ver las orejas al lobo es haber escapado de sus fauces. Un milagro. -Joder, Michael, yo no creo en milagro, a no ser que incluyan una categoría nefasta. Mi vida, por ejemplo, sería un milagro, pero desastroso. Sí me tengo que ir de esta fiesta espero hacerlo sin hacer ruido. Pero agradezco tu advertencia y tomaré todas las precauciones posibles. El reverendo Landon se acercó hasta tenerme a menos de un palmo. Creía que me iba a abrazar, pero me soltó un hostión que me dejó inconsciente. No sé exactamente el tiempo que permanecí fuera de mi. Cuando desperté aún veía a un viejo barbudo con un bisturí.
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