Abril 2011
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Acudo al banquete de la historia para servirme a placer. Los manjares que mejor asimilo son los vestigios arqueológicos, aquellos restos de piedras llegan a mi cerebro como a mi estómago cordero de Aranda, y no es casual que ese tipo de piedras hablen el dialecto de otros tiempos, de otras culturas, de otras maneras de entender y explicar el mundo. Acudo a los festines de los museos para acariciar la faz más hermosa de la muerte, aquella que nos ha dejado estupefactos en las cimas de lo vivido por el ser humano.
En este caso, vomito los restos de la bacanal de Teotihuacan, ciudad de dioses, una de las exposiciones que acoge Caixa Forum. Con posterioridad a su visita, me documento algo más. Resultado: la imaginación excitada hasta el paroxismo. Delirio y libertad al servicio de la creación. De las calles de la urbe de Madrid a las pirámides de la urbe de Tikal. De la palabra de Ramón Gómez de la Serna a la voz de Yax Ehb' Xook.
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