En los confines de Leganés
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Ayer volví a la vía-taller. Hacía mes y pico que no acudía por aquel alejado secarral y fui a ver como el tiempo conservaba mis cosas. Admirable. Nada, salvo la pintura de los raíles desmejorada por alguna lluvía de verano. No supe que hacer, así que merodee por los alrededores y casi de golpe me encontré una camisa de serpiente. Ya está. No sabía que hacer, pero mis manos sí. Elegí otros elementos y ya iba todo rodante. Estaba concentrado en la composición cuando oí pisadas sobre las piedras de la vía. Era una pareja de policías municipales. -A sus ordenes, les espeté rapidamente con saludo marcial. Sonrieron y miraron a su alrededor, uno de ellos me hacía preguntas, el otro husmeaba. Soy un artista desquiciado que busca la tranquilidad del campo. Éstas extensiones son mi sanatorio. Acudan al blog La piedra dada, allí lo comprobaran bien. De momento, solo soy un sospechoso más que trabaja misteriosamente en los confines de una ciudad dormitorio.
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