I. Elevo la piedra elegida ante el horizonte de Madrid, hacia el este, dirección a Vallecas. La piedra elegida tiene forma de corazón y apariencia de patata. No es casual, está en la tierra, arraigada, como nosotros, como las patatas. Pero mi corazón hoy mira hacia el cielo, así, a modo de ofrenda.
II. El pasado día 12 de enero, tras un mes de ausencia y aprovechando el sol de la tarde temprana, volví al campo para revisar el estado de "mi familia de piedra", y a la vez serenarme en mitad de la llanura. Allí voy componiendo rostros y alineaciones de piedras desde el mes de septiembre. Es mi laboratorio, mi taller (inmenso) y mi sala (magna) de exposiciones. Ese espacio me ha brindado lo que la sociedad me niega. Y es más que válido. Allí trabajo los días que me apetece trabajar, y allí expongo mi trabajo. Ciertamente he montado una exposición en plena naturaleza. Los únicos visitantes son las aves que por allí pasan. ¡Qué gran logro que sea así!
III. En la primera parte de Entregas al Mundo os contaba el significado de estas "entregas", que son sencillas ofrendas, e hice un llamamiento general para hacer una exposición fotográfica colectiva que recogiera el acto de "entrega" por vosotros. El proyecto va lento, pero va. El amigo Javipatillas ya tiene una que puede servir perfectamente, y además está publicada en su blog. Vean amigos.
No comments:
Post a Comment