Diciembre 2010
Altiplano de Boloven (Laos)
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El amigo Javi sigue su andadura por el sudeste asiático y hoy mismo he recibo un testimonio de las lejanas tierras de Laos por las que hace ya unas semanas pasó junto a su compañera Est. Hoy me ha mandado ésta foto de la que ya me habló en su momento, pues los "hitos" que aparecen frente a la cascada le recuerdan a mi quehacer pétreo. Yo no puedo hacer otra cosa que agradecérselo de corazón. Cualquier manifestación en piedra me llena de gozo y más cuando lo hace un amigo y contiene tantísima belleza.
A través del skype hablamos regularmente y nos enviamos información y risas, nos vemos los caretos y compruebo la alegría del vivir en su cara, a veces pixelada por la mala conexión. Es igual. Siempre ha sido un aventurero y ahora está siéndolo más que nunca. Consciente de ello, va recogiendo sus huellas que ordena en un blog abierto para la ocasión. Sus fotos y su prosa merecen mis más sinceros elogios, no por nada, sino porque además de ser amigo compruebo que es un excelente fotógrafo y, lo que me ha sorprendido más, un magnífico narrador. Si ustedes gustan, pasen, vean y lean al señor Javier Gómez, alias Patillas.
El altiplano de Boloven se sitúa al suroeste de Laos, relativamente cerca de Pakse. Este altiplano es selvático (como la mayoría del territorio de Laos) y su composición geológica es fundamentalmente caliza, lo cual nos dice que estamos en una zona kárstica con abundantes "erosificaciones" y derrumbamientos del terreno. De ahí que haya numerosos saltos de agua, algunos -según me cuenta el amigo, superan los cien metros.
De los "hitos" frente a las aguas nada se sabe. Serán caprichos de algún esteta de influencia zen, o exquisitas ofrendas tribales a los dioses de la naturaleza, o rituales aún desconocidos para nosotros. Su eficacia visual, por simples que sean, es incuestionable. El mundo de la publicidad se sirve de ellos para anunciar productos con supuestas propiedades beneficiosas para la salud. Para mí tienen un significado claro: estar en equilibrio y en armonía con la naturaleza sublime, y así estarlo consigo mismo. Creo que la filosofía zen (sí se puede llamar filosofía) dice algo parecido. Pero para eso hay que alejarse del mundo y acercarse a la naturaleza. El mundo engloba a la sociedad, la naturaleza no. Habrá que establecer un punto medio, un equilibrio entre ambos, y así ganarme la vida. Aunque para equilibrios los de Bill Dan.
He de reconocer que me he sentido elogiado al leer tus comentarios sobre esa especie de diario de viaje que es mi blog. Lo llamo diario aunque no haya escrito en él con la frecuencia que el término sugiere, pero esta entrada tuya me empuja a hacerlo más a diario. No sólo por esos elogios que, por qué no decirlo, de vez en cuando son bienvenidos y los tomo humildemente como un signo de amistad, sino también porque es un indicio de que mi blog cumple uno de los pocos objetivos que me planteé cuando empecé a hacerlo: hacer partícipes de este viaje a grandes colegas a los que me apetecía ver más a diario. Si además, ha llamado la atención de una mente como la creadora de La Piedra Dada y ha aportado algo este espacio, ya ha merecido la pena.
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