Enero 2011
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Busco en esta imagen a la divinidad por excelencia, a la única divinidad incuestionable,
quizás la primera y más primitiva, la pieza prístina de nuestro gravitar.
Pregúntenle a los neolíticos de los megalitos, a los aztecas o a los egipcios.
La piedra dada, que es silencioso amor, se extiende humilde al astro soberano,
a la fuente de la luz y de la vida.
Oh, divinidad visible para todos,
incluso para los ciegos que pueden sentir su calor,
tomad mi ofrenda hoy para que reconozcas mi pobreza y mi corazón,
tomad mi piedra hoy como muestra de gratitud ante tanto milagro diario.
Maravilloso sol de invierno. Así sabrá agradecer c tu ofrenda con sus cálidos rayos, surtidores de vida.
ReplyDeleteEn medio del invierno es cuando más se agradecen esos rayos, esa vida. Un abrazo
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