Marzo y abril 2011
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En mi opinión, en el deseo de establecer un diálogo con lo primordial a través de la naturaleza subyace la voluntad del artista por reaviviar la vida psíquica del individuo en relación al entorno. Esta tendencia casi animista con la que algunas obras del land art abordan las intervenciones está intrinsecamente unida al arte del performing o al body art. En este sentido, las obras de Oppenheim, Metson, Arnatt y MacCafferty son sólo ejemplos de cómo la obra constituye un lugar que permite la ritualización personal y de transformación, lo que constituye la actividad creadora, y no el objeto, casi siempre efímero, que de ella deriva.
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Tonia Raquejo Grado
Land Art, Editorial Nerea, 2ª ed., Madrid, 2001. pp. 27
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