Monday, 12 November 2018

EL ARMA DE LA PALABRA (fuego a discreción)








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Ficha técnica

Título: El arma de la palabra
Año: 2017
Técnica: Grabado Calcográfico  (Fotopolímero)
Medida plancha: 1 matríz de fotopolímero, 20'5 x 18'5 cm.
Medida papel/ tipo: 22'5 x 27'5 cm. / Canson Edition 250 gr.
Edición: Prueba de estado/ Ejemplar único.
Estimación económica: 170 €
Autor: Carlos Medel Redondo



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I

Entiendo que la perspectiva es algo así como la representación de la realidad desde un ángulo determinado, bajo el cual se mira, se forma la idea y dimensión de las cosas y se opina. Todo debería ser mirado desde otro ángulo, desde otro sitio. Es una responsabilidad cívica y un principio de convivencia básica. Pero es imposible, los medios son cada vez más parciales, y la imparcialidad es un rasgo que cada vez menos  intelectuales y gentes de bien mantienen. 

El sistema ha creado una democracia a su medida, unos consumidores y votantes a su medida. Todo funciona a la percepción, salvo que hay pobres. El sistema también se encarga de ellos con la naturalidad que son tratados los desechos. Los aniquilan, los esconden, los dejan a la deriva, los encierran, los dejan sin voz. Si aparecen en los medios de comunicación es más para insuflarnos temor y pánico que como consecuencia de un mal que nunca se analiza en profundidad. La reacción a esa realidad es la parálisis. Y así, acelerando el ritmo de nuestras horas, no queda tiempo para pensar con claridad. Salvo en uno mismo, y tampoco gusta. La mitad de la población es incapaz de pensar más allá de su ombligo, por eso  votan con inercia a la cara que le inspira mayor confianza. O asco.

Sin embargo hay que tener perspectiva, sobre todo de futuro. Es lo que se suele decir, y a decir bien habría que mirar primero al pasado para tomar perspectiva y afrontar el futuro. A no ser que seas o te hayas convertido  en una alma cándida manipulable, en un iluso, en un torpe e indocumentado especimen que si no vocifera a las primeras de cambio y se le da la razón -como a los tontos o a los tiranos- utiliza la violencia, sea del tipo que sea. Eres el más honesto y bastardo de los tuyos, sí, y encima te crees gracioso. Manda cojones. Dime si no es para emplear un arma, un arma llamada palabra, que bajo una mira telescópica acierte en el corazón de tu vulgar y cretina sinrazón.

II

He querido que la letra F sea ese arma. Es un símbolo del mundo presente. Por la tragedia que supone vivir en un planeta en constante guerra -y supuesta paz-, y la situación de atraco que vive la clase trabajadora, a la cual le han levantado la cartera y hurtado su identidad. La F de Fuego queda encarnada perfectamente en el símbolo de un arma de fuego que apunta a todo borrego, tarugo o mangante. Dispara palabras con F: Fenomenal feo. Fuera fulano. Frente fullero. Fácil fin. Funesta forma. Figura informe. Filisteo infame. FanmFamnFamn.

III

Estoy plantado frente a un campo de batalla -desierto en apariencia- bajo el cual hay un buen número de restos humanos, entre los que estoy buscando mis huesos, mi cartera, mi nombre.

Nombrar algo es reconocerlo, inaugurarlo, hacerlo real. Empezar a nombrarlo es siquiera un balbuceo esperanzador. Ojalá el mundo y la clases trabajadora vuelva a recobrar las palabras que nos chulearon. Entre ellas Popular, Comunitario, Liberal. Si damos por fenecida la nomenclatura del discurso no tendremos otro remedio que reinventarlo. Tal vez haya que aprender a asumirlo y cambiar de nombres. Ese cambio, real y no fantasmal, es al que aspiraron todas las fuerzas de izquierdas durante todo el siglo XX. Dispersas en mil nombres provocan la confusión. Frente popular de Judea, dixit.

El socialismo comunitario viene a ser parecido, pero nunca lo mismo. Socialismo me gusta, pero también pertenece a la Historia pasada y en su nombre encierra ya el cadáver de cien guerras. Tendremos que tomar otra perspectiva del asunto, y dejar de lado nuestra zona de conford en aras de beneficios mayores. Contemplar a largo plazo (eso sí que requiere una mira telescópica) es una perspectiva acertada que nos aclara el rumbo de nuestro devenir y la urgencia de las medidas a tomar.

La política me apesta, pero debo limpiar las cloacas de nuestra sociedad, al menos para la tranquilidad de mi conciencia burguesa. Coged este arma, estimados y escasos amigos, y fusilarme sin piedad. Espero vuestras balas. 

IV

El arte político nunca me interesó. Hasta ahora, que no sé aún ni cómo ni de qué manera llevarlo a la practica. Terminará siendo un suicidio, un tiempo perdido para nada, para que todo siga siendo igual. Día tras día seguiré  disparando contra el tumultuoso vacío del mundo, contra esta pantalla repleta de letras que apuntan al prójimo pero que presionan mis sienes con el cañón caliente y un aliento a suciedad que susurra a tu oído: pronto caerás.

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    *   cadáver carcasa esqueleto cuerpo calcinado en óxido enmohecido tejido de la ceniza abrigo del fuego consumido.   *   yelmo casaca ...