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Ficha técnica
Título: Espiral durmiente
Año: 2017-18
Técnica: Grabado Calcográfico (Fotopolímero) y cosidos.
Medida plancha: 1 matríz de fotopolímero, 20'5 x 18'5 cm.
Medida papel/ tipo: 22'5 x 27'5 cm. / Canson Edition 250 gr.
Edición: Sin editar / Ejemplar único
Estimación económica: 170 €
Autor: Carlos Medel Redondo
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La espiral que duerme a mi lado es un torbellino de vida. Formada por los carbones calientes de una gran fogata y protegida por una malla digital, la espiral respira como una santidad.
Vinieron después los hilos y los nudos que no se ven. Trazaron las fronteras exactas, perfectas, dotadas de bellos espacios de convivencia por donde corretean, aún hoy, multitud de besos y caricias. Los nudos de la carne se desnudaban con el habla, y así dices a todo que sí. Eso sí: el habla pausada, el tono es crucial. Entablar el habla con música de fondo, de tu fondo, de tu interior. Desarrollar el sentido musical interno vino a ser una estrategia de entendimiento social justo cuando el desentendimiento emitía su voz más alta y estridente.
Y pudo ser que se consiguiera la tregua eterna en el mundo sensible. Y pudo ser que el entendimiento poblara la tierra, que la inteligencia humana hubiera triunfado sobre lo peor de nuestra conducta atávica. Toda huella de salvajismo pasaría a ser una oscura efeméride. Es como si por fin se encauzara la vida como una forma inteligente de transmitir armonía a todos los órdenes. Corriera el agua por acequia de mármol.
Es de lamentar que por las acequias también corriera mucha sangre. Según la historia lo demuestra, seguirán produciéndose infinidad de asesinatos, crímenes, atentados, violaciones, decapitaciones y su largo etcétera. El mal no podrá borrarse de la faz de la tierra, no es un maquillaje o una operación de estética. El mal nace de las profundidades de la tierra y del adn que compartimos con todo bicho viviente.
El meollo de la cuestión estriba en cómo combatir el mal general, minimizarlo con la cooperación social; y aparte -y junto- está el otro mal, el propio, y de cómo convivir con él. En mi caso, como podéis ver, mi mal lo canalizo -o eso intento- hacia el arte, y es por ello, paradójicamente, como el impulso del mal desentierra al bien. Es una extracción mineral.
Parece que he querido exhibir mi capacidad para destripar al mal, es pura apariencia, os aseguro que son simplezas, pamplinas. El verdadero mal siempre aparece y actúa a gran velocidad. Como el ataque de una serpiente, de un felino, de fiera hambrienta. Otros males devoran lentamente, es un mal peor aún. Mejor no toco nada más, a ver si el monstruo va ha despertar con insaciable voracidad. No tentar a la suerte es la única forma de vencerla. La suerte es otro mal de nuestro tiempo. Creemos en la suerte porque por suerte estamos aquí. ¿Estamos tontos? ¿Esperamos a que la espiral despierte para salvarnos? ¿O sólo somos ratones de laboratorio que soñamos con futuros experimentos?
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