Thursday, 26 November 2020

UN ÁNGEL LLAMADO BORRADOR






 

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Queda la esperanza que siempre despierta una sonrisa. Aunque parezca tonta, la esperanza, la sonrisa, la felicidad. La sonrisa es cosa seria, amigo. La sonrisa borra de un plumazo la densa contaminación que se concentra en el corazón. Tirar malas fotos, escribir mal. Cuidarse de igual manera. Es lo mismo. Es el temporal, el chaparrón de espinas que cae en el vientre de una hoja. Y quedarme con la conciencia del "todo pasará". O al menos ese es el mensaje que entre balbuceos y susurros me llega de éste ángel al que quiero llamar Borrador.


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En términos lingüísticos, el borrador es el boceto, o el escrito provisional. Esa idea me interesa. Valga de ejemplo el borrador que tenía para este post:

"Luego están los colores. Esa tonalidad suave, me protege, me abriga de algún modo, me arrulla. ¿Qué más quiero?  Es el momento perfecto para irse a dormir. Apagas tú, o apago yo?"


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POR LOS SUELOS









 




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Andar por los suelos tiene como ventajas conocer el lugar que pisas, y de paso hacer leves descubrimientos, como por ejemplo descubrir que todas las cosas que anduvieron por los cielos tienen el mismo destino.


BREVE CRÓNICA DE UN PASEO POR PRADO VERA


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Hoy no tengo ganas de charlas -ya he tenido suficientes-, ni de pensar siquiera. Quiero mirar las fugaces fotos que hice aquella mañana de otoño. Por puro deleite. Por pura evasión. 

No descarto contaros algunas cosas en otro momento, impresiones, reflexiones o diálogos que vendrán con la memoria, porque ahora, curiosamente, no recuerdo. Y es que la memoria se ejercita con el tiempo, es decir, aún no he tenido tiempo. Escuchad a Galaxie 500, solitarios amigos. 


Desgana por un lado, dolor de pies por otro. Ni un alma por la calle.  El plomo del otoño ha perforado nuestros cuerpos y su veneno se extiende por toda la corteza cerebral. Así que no queda otra: el refugio del ayer? ¿Te vale?

Una crónica siempre cuenta una serie de acontecimientos con o sin importancia, de escasa transcendencia por lo general, una crónica ha de ser esa niebla del ayer y no quiero contarla, porque aburre a los muertos que ya están tan aburridos como yo.



Wednesday, 25 November 2020

CUANDO LA ESPIRAL CELESTIAL EMPIEZA A HACER SU TRABAJO EN LA TIERRA TODO COBRA SENTIDO PERO ABURRE




"Mis territorios están fuera de alcance, y no porque sean imaginarios, 
al contrario: porque estoy trazándolos".
 
Deleuze y Guattari, "Mil mesetas"


1

No entienden una mierda, no se quieren enterar: el mundo ya es así. Lo digo tras ver un reportaje en Telemadrid sobre los estercoleros que se acumulan en la periferia de Leganés. Tan extensos son estos vertederos ilegales que son los ya -y a buen seguro, antecesores de otros mayores. Ponerles freno es algo que ha intentado el ayuntamiento, sin ningún éxito. Poner freno al desenfreno de "tirar" es nuestra obligación y nuestro trauma, nuestra tarea caída en desidia. "Nuestra"  en general, primera persona de plural: de las instituciones en primerísimo lugar (para eso se encargan de velar por el bienestar general, o eso nos venden) y de cada uno de nosotros.

Sin embargo deberíamos buscar verdaderas alternativas y dejarnos de parchear al monstruo, repensar extensos espacios (el reparto al "pueblo" -véase todo el mundo- de la tierra, a modo de huertas, es una opción utópica y por lo tanto necesaria y verdadera -aunque parezca una contradicción).

El ser humano debe salvar su casa volviendo a la tierra, debe dispersarse en comunidades aldeanas y reestructurar su modo de vida. La vuelta a los orígenes siempre me vuelve a la cabeza. Y me la vuela. Adaptada y reformulada. La vuelta a los orígenes necesita una auténtica atención por parte de todos. Y me consta que hay en marcha proyectos  de investigación que se silencian y desprestigian. 

Debemos adaptar espacios a la basura que tanto nos gusta producir. Establecer un porcentaje entre población y plantas de reciclaje. Todos somos ya, y sin remedio, unos empedernidos productores de basura; homo detritus. Porque aunque se hable del colapso de la sociedad capitalista estamos aún lejos de saber gestionar sus desmanes.

Hay que estudiar las pautas de conducta y los mecanismos diarios que nos rigen. En primer lugar, ver lo que somos, lo que comemos. Comemos a toda hostia, todo envasado, plastificado y diseñado para su consumo inmediato. Los hábitos de consumo y alimentación se han visto trastocados en los últimos treinta años. Ya hay generaciones que no saben de dónde vienen los tomates, los garbanzos o los pepinos. Bueno sí, como me dice el frutero cuando le pregunto que de dónde vienen "esas enormes sandías": De la tierra. Salvo para algún chiste malo, no tenemos tiempo para más. 

¿De verdad? Este comportamiento al que se ve obligada la sociedad tiene su correlato en el nivel del pensamiento y de las ideas. Creo que también tenemos enormes vertederos en nuestras mentes.

2

La ilegalidad es natural, si partes de la idea de que la ley no es siempre justa, y que la justicia es algo sobrenatural. La ilegalidad es un territorio de enormes riquezas y palacios. Diría más, la ilegalidad es esa tendencia sofisticada y salvaje que choca  frontalmente contra la moral de los bienpensantes, que curiosamente son los que mejor la manejan a su antojo. 

A lo que iba, a los vertederos mentales; digo que los necesitamos para almacenar o procesar tanta mierda y desperdicio que utilizamos para alimentarnos y distraernos de la Gran Señora. Si no la temiéramos seríamos invencibles. Pero interesa hacer de la especie humana un atajo de seres asustadizos. Así, se puede manipular el mundo entero. El miedo es el collar y la correa del amo, el arma letal que doblega la voluntad humana.

En el plano económico cabría destacar otras perturbadoras maniobras como las llevadas a cabo por  distintos gobiernos tras desastres y conmociones sociales. Véase en famoso ensayo de Naomi Klein  La doctrina del shock. Por muchos detractores que tenga la valiente Naomi a mí me camela. Así que luego no me digáis que soy una víctima más de la teoría de la conspiración perpetua, o que es un camino que conduce a la demencia, porque la locura puede ocupar los dos extremos de la misma cuerda, de esa cuerda sobre la que caminamos atisbando por doquier abismos insondables.

3


Los medios de comunicación están más interesados que yo en asustaros, os lo puedo asegurar. No creo que quite a nadie una venda de sus ojos, -lo sabéis tan bien como yo. Quiero tener otros ojos a mi servicio, quiero arrancároslos para poder ver con ellos. Aunque me temo que no depende tanto de los ojos como de la mirada, así que no temáis por ver huecas vuestras cuencas oculares. 

Tampoco vuestros ojos son vuestros, y eso también lo sabéis. Sabiendo tanto como sabemos sorprende que nada cambie. Tenemos un cayo del copón para aguantar y tragar quina. Nuestros padres vivieron su infancia y su juventud bajo el yugo de un dictador. Eso también lo sabemos pero no lo tenemos en cuenta. , Nada cambiará porque seguiremos teniendo el miedo metido en los huesos, por el pasado que callado aún nos llega, por el presente que a gritos se manifiesta, por el futuro otros miedos nos inyectan. 

El miedo que nos inyectan en los ojos llega a nuestros cerebros a gran velocidad y someten a nuestra exigua voluntad al grado ínfimo del honor. Aspiramos tan sólo a la supervivencia, aterrados siempre por un enemigo, tenga el nombre que tenga. El enemigo de hoy es el Covid-19, el Coronavirus, el coronapollas, el tronchavirus, el bicho o el coronabichus como lo llamamos en casa. 

No quería atender a la actualidad: se comporta siempre de un modo despótico. No soporto que mi pensamiento dependa de los medios de comunicación, pues lo que llamamos "actualidad" no es más que el dictado -también esto lo sabemos todos- de los mass media y las grandes corporaciones. El mainstream de guay que se llama ahora de guay. Suputamadre lo digo yo. 

Qué tristeza más grande repetir y repetir lo que nos dicen y dicen y vuelven a decir, y ahora una cosa y ahora otra: lo importante es no dejarte pensar. No lo dudes: piensa y molestarás. De repente me hace gracia y río como un loco. Qué broma más pesada. No sería burla -que también- sino sarcasmo, si a todo ese juego (de repetir y repetir, ya sea por la poca capacidad crítica del común, o porque te camelan y dejas camelar, o por repetir lo que quieres oír) si a todo este juego decía, le forzamos la voz y radiamos ventrilocuando, con el hermoso graznido del loro o el Papagallo. Ahí tendríamos al personaje: el nuevo muñeco de Jose Luis Moreno. 



4

El Bosque de los Horrores que nos ha mostrado Telemadrid no era otro lugar que Las Charcas Negras, el lugar más recóndito de mi reino, y donde se hallaba el trono de aquel basto -y devastado- territorio sur. El Olimpo. El Walhalla. Nos guste o no -a mi me encanta-, es el entorno remoto con el que contaba y eso significa que allí podía consultar con los dioses del lugar. La antesala consistía en un estado del ánimo: sentir una profunda soledad; lo siguiente era sentir terror. Una vez superados ambos estados del ánimo se podía acceder al interior de los cielos.

5

Alejarme de todos vosotros, a veces con la secreta intención de abandonaros del todo. Parece una fórmula sencilla: alejarnos de nuestro hogar, de nuestra gente, de nuestro yo, para ver con perspectiva y volver. Volver como final, volver después de una aventura sencilla, y volver a calzarte las botas para partir de nuevo y volver a irte. Sin embargo es hora de quedarse en casa, quieto por un tiempo y hacer recuento de las veces que volviste con la mirada renovada y cansado como un perro. 


6

Desgraciando a Gracian: La prudencia es el cáncer del hombre valeroso y la salvación de los cobardes. 


Saturday, 21 November 2020

VER LAS AGUAS DE UN REFLEJO SOBRE UN CRISTAL DEFORMADO Y PENSAR QUE ASÍ ES TODO LO QUE PUEDES VER



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Tenía que intentarlo, tenía que intentarlo. Pero fallaste. Fallaste. Tenía que intentarlo. De verdad, tenía que intentarlo. Pero fallaste, fallaste, y no lo negabas. Ese fue tu acierto, insistir en el error, errar hasta la extenuación con la creencia de poder dar la vuelta al planeta de la verdad y encontrar su cara oculta más reluciente y errada. En realidad, es cuestión de tiempo -como casi todo-, sólo que no tengo tiempo para casi nada.

Fallaste estrepitosamente a ojos de todo el mundo. Es muy probable que no se te vuelva a  presentar  ninguna oportunidad semejante. Sin embargo, y desde entonces, tu vida ha tomado un nuevo rumbo, un inicio en otra dirección. Borrón y cuenta nueva, o verlo todo con nuevos ojos o sin ojos, o quitarte las gafas o ponerte otras y pisotearlas todas, para seguir insistiendo en ese error en el que sólo tú crees.

Sunday, 25 October 2020

EL BLANCO Y NEGRO SIEMPRE FUE UNA AYUDA





El blanco y negro son la pareja que me rescatan de la estridencia diaria de los colores. El color es la vida, dicen. No voy a negarlo, aunque no hay que olvidar lo más importante: la luz. 

El blanco y el negro son la pareja que mejor manejan los aspectos de la luz. Una temporada trabajando con ellos me será suficiente para recobrar la serenidad, para alcanzar de nuevo ese equilibrio necesario que nos permite ser nosotros mismos.  



LAS LINDES PAGANAS (otro pasaje pseudomístico bajo la rúbrica de dios)




Ficha Técnica

Título: "El horizonte  no sabe del cielo"
Técnica: Fotografía digital  sobre papel.
Medidas: 280 x 210 mm.
Año: 2017
Precio estimado: ---
Autor: Carlos Medel Redondo


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1


En su trajín diario iba hilvanando el territorio. Pasar el hilo de la vida por el ojo de la aguja para guiarla en el misterio. Iba bordando los caminos con su caminar huidizo. De una zona a otra, de un hito a otro, pequeñas paradas donde hurgaba a su antojo. Era tan consciente de la fugacidad y unicidad de la vida que construyó su identidad de acuerdo a ello. Y encontró el lugar perfecto.

2

Perseguir con la mirada el vuelo de las aves, sin registro de días o especies. Ellas no dejan huella en el cielo, pero la dejan en la mirada del que contempla el vuelo de las aves. No perseguir con la mirada el vuelo de las aves, es igual, ocupará el mismo espacio en tu memoria.

Revisar las cunetas con sus manos ávidas de cuerdas y de clavos. Cuando llegaba al lugar señalado intervenía con tanto afán que cualquiera diría que estaba construyendo su hogar. 

Bordar sobre las heridas del paisaje. 

No hay una idea clara, lo sé. Hay que lidiar con ello. No hay un dibujo consciente. No hay un desahogo abierto. No hay una propuesta. La estocada: Es puro despropósito, un camino inconsciente hacia la perdición más exacerbada. Al menos, no hay regocijo en ello, no hay autotortura -ni autocensura-, no hay romancitismo ni pragmatismo. Hay lo que hay, el extraño gozo por estar a tu bola. Sin molestar a nadie y nadie que te moleste.

3

Diríase que trenzaba los campos muertos con sencillos símbolos de vida, como si se tratara de un gran tapiz informalista. Las escombreras eran perfectas aglomeraciones (efímeras colecciones) de esqueletos objetuales con los que hacer improvisadas instalaciones. Entonces, el espíritu de las artes danzaba lleno de júbilo por aquellos desolados lugares, y pareciera ser que un atisbo de esperanza se pudiera colar sobre el horizonte. Al parecer, la esperanza siempre firma igual. Con una curva que te hace girar y no parar, con una sonrisa llena de complicidad que te hace reír y pensar en volver otro día por aquí.

4

Una reacción atmosférica dice que voy por buen camino, como un guiño del cielo que te dice que todo tu quehacer ha servido para formar este círculo en el cielo por donde entrar y salir de la tierra. Quizás un día forme un tornado que conecte directamente Las Charcas negras y el Palacio Esmeralda.


5

El azar es la maña de lo posible para dejar de serlo. Todo me indica que este velo vespertino es la rúbrica de los acontecimientos que tuvieron a cabo allí una tarde no muy lejana en el tiempo. El espíritu redimido de la tierra quemada sobre la que trabajó aquella tarde -y las siguientes-  firma su fatiga con satisfacción. Y yo, pobre impostor, puedo ya descansar al haber presenciado tal maravilla.


6

Pasajes de las sagradas escrituras ignoradas por todos los tibios de espíritu como yo. Decían que en el cielo se marcaría por un instante la huella de dios, y que en ella se resume el significado de nuestro devenir. Pensadores de todos los tiempos han llegado a la misma cuestión. Y a la misma solución. Rodar, girar, como las hélices del ventilador que me alivia del sofoco de ésta ola de calor. 

Ya han empezado los incendios estivales. Nunca han dejado de hacerlo. Ha llegado el tiempo donde se acumula el trabajo que espera tras las llamas y los bomberos. Sembrar símbolos de regeneración, de diálogo, de creación y recreación, de iniciación, de esperanza. Combatir las heridas con la pomada invisible del arte. Cuatro piedras bien puestas son suficientes para paliar el dolor que el fuego ha dejado latente sobre la tierra. Y la tierra necesita esas cenizas para ser tan fértil como ayer. El ciclo comienza de nuevo; eso es lo que aquí está firmado hoy en el cielo de la tarde.


7

El horizonte no sabe -ni siquiera sospecha- que él es una penumbra rectilínea, quebrada hoy por dos elementos en sus extremos: un árbol y una casa. El cielo no sabe -ni sospecha- que es un lienzo donde reina una elipse deshilachada, blanca y llena de luz. Me gustaría dibujar algo semejante sobre un papel y mostrarlo al mundo. Pero quizás  la imagen ya no lo necesita porque así fue en  su origen, se basta a sí misma de este modo, prístino, originario. Su difusión ya no  me interesa, su función está bordada en mi mente con la suavidad que  firma dios todos los días en el lienzo del cielo.


Tuesday, 21 July 2020

TERRITORIO VÍA SATÉLITE (radiografías de un corazón laminado)





Ficha técnica:

Técnica: Transferencias sobre papel de grabado.
Medidas: 29,5 x 42 cm.
Año: 2018
Autor: Carlos Medel Redondo

Aclaraciones: Las imágenes han sido captadas por un satélite de Google y son geolocalizaciones personalizadas. Me explico. Mi trabajo ha sido ampliar las imágenes que en su día grabó un satélite y recortarlas hasta dar con los terrenos que tomo para trabajar y por donde moro constantemente. Raro es que no esté en ninguna de ellas.


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He aquí mis caminos, mi veredas, mis llanos,
 mi habitat rudo, mis ruinas, mi páramo.
He aquí mis huevos, mis venas, mis pulmones,
 mis intestinos, mi corazón laminado.

El organismo de un sueño 
de cristal, piedra y barro,
de un sueño tangible a la deriva
que día, tarde, noche y madrugada
me viene acompañando.

Pero nada de esto es mío.
Ni el sueño, ni el corazón ni el páramo. 

Utilizar el posesivo de primera persona
tan solo me aporta llevar a la ficción el sitio
  intangible pero real de los sentires, 
de esos que sí tengo aún
 como propios e intransferibles.

Y nada más, una ficción como otra cualquiera,
que busca la particular manera
de entretejer los hilos que mis pasos dejan.

Thursday, 28 May 2020

ESPEJO DE LA VERDAD (y la virtud de todo artificio)



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Todo falsedad; y estamos tan acostumbrados a ella que la tomamos como cierta. Pues lo mismo pasa con lo que nos cuentan desde el espejo del televisor. Todo es mentira, pero nos la tragamos que da gusto. Puro artificio. Lo más triste es que preferimos la mentira, o las medias mentiras -que no medias verdades-  a la verdad. Y es sencillamente por miedo, la cobardía siempre prefiere la adulación y la ignorancia el placer. Porque la verdad es fácil de reconocerla: siempre viene de cara y duele.

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El espejo, en contra de lo que comúnmente se cree, es un instrumento de enorme desconocimiento.

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Las autoridades recomiendan el uso de mascarilla, incluso de pantallas protectoras, ante televisores y demás medios de información. Los virus que emiten son contagiosos y afectan gravemente nuestra salud.

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El miedo impide pensar y así todos tenemos miedo y un pensamiento anulado sin capacidad crítica. La paranoia se termina cuando pasas por ser un enfermo más de la pandemia. El virus matará todas tus dudas, todas las falsedades. Por eso se lucha contra él en vez de asumirle. Ojo, asumirle no es negarle.  Habría que asumir esa ruleta rusa (u otra) para proporcionar un giro a nuesta mente, para asomarse y conocer un poco otro lado de la vida, quién sabe si más interesante.


Sunday, 8 March 2020

Wednesday, 19 February 2020

N-006 A (con alguna disertación sobre la fotografía digital)






Gris, frío y cortante como el invierno, como el asfalto, como el horizonte, como la afilada frontera del quitamiedos. Los paisajes desde la carretera me han cautivado desde que el pasado noviembre un viaje de trabajo me obligó a salir de la burbuja de casa. Bendigo al trabajo, a la carretera y al amigo que me proporcionó ambas escapatorias.

Las imágenes que me interesan integran paisaje y carretera, sin disimular en absoluto mi condición de copiloto, de pasajero absorto, y sin evitar los numerosos elementos que intervienen en semejantes fotografías, en especial todos los relacionados con las indicaciones de carreteras y autopistas.

 El desplazamiento a gran velocidad me obliga a estar atento y a tener la cámara del móvil activada, preparada para captar el siguiente punto de interés, que a menudo me sorprende por adelantado, captando la imagen inmediatamente posterior. Carne de papelera, pensaba.

 Y así  ocurre otra cosa a la prevista. Me frustra constantemente, hasta que lo acepto tras cientos de imágenes congeladas. Sucede que el instante es otro con la velocidad y que para atrapar lo esperado se debe entrenar la sincronía del ojo que mira, del cerebro que elige, el dedo que dispara y la cámara que congela. 

Solo tienes un instante fugaz para disparar como un furtivo en el noche. Luego está el otro deleite, el de la sorpresa, el de ver la presa capturada. Contemplar el paisaje que atraviesas a toda caña mientras el mismo  paisaje te atraviesa a ti mismo como una flecha fantasma con punta de algodón envenenado. Comprobar que esa imagen contemplada no se parece a nada a la esperada. Es cazar a la princesa en vez de al gamo. Aunque quizás la una era la otra, o las dos el mismo ser al mismo tiempo, tal y como cuentan algunas inverosímiles y desacreditadas leyendas.

Tuesday, 7 January 2020

LIQUIDAMOS TU ZONA DE CONFORD (gratuitamente)



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I.

Este discreto cementerio de sillones me sirve para simbolizar mi reciente vida pasada. Uno de ellos, era el sillón donde solía sentarme a escribir, otro donde leía, otro donde dibujaba, otro donde dormía la siesta, otro donde fumaba y bebía, otro donde me aburría viendo basura televisiva. Otro, donde dormitaba hasta el alba. Otro, donde me amaba.

Creo que me dejo algún que otro sillón, como el sillón de parado de larga -tirando a eterna- duración. Desde ese sillón dirigía -más ancho que pancho- la política del país. Era mi parlamento, mi Moncloa particular, mi congreso (sin diputados), mi senado (sin señoritingos estirados), mi trono sin rey, mi reino sin payaso, mi Estado sin títere soberano. Tan sólo aquel sillón era suficiente para comandar la vida que alcanzo.


II.

Era lo único que hacía: cambiar de sillón cada vez que cambiaba de ocupación. La ocupación no era otra que pensar. Siempre tenía una excusa perfecta, o varias, de tal modo que la tarea inicialmente propuesta quedaba pospuesta para la indolente eternidad. No hacer nada era algo tan difícil que me ocupaba todo el día y parte de la noche. No desistía en mi empeño y yendo de sillón en sillón conseguía doblegar a esa vanidad podrida que aún hoy me tiñe de sinsabores. Aunque qué demonios, sin la vanidad no hubiera podido continuar escribiendo una sola línea y no hubiera podido matar el tiempo con mis propias manos.

En cualquier caso, el cambio de sillón respondía a un minucioso plan de destrucción masiva del ser postindustrial. Ese cambio de sillón se producía cada vez que iba a cometer un acto fáctico, tangible y reconocible en un futuro cierto. Y en cierto modo, los jugadores de la playstation hacen lo mismo pero con un artefacto de última tecnología. La improductividad aviva mi pulso.

III.

Pienso en el éxito de cada fracaso, en el fracasa mejor de Beckett como algo ligado con la temática propia del sillón, de manera que así conseguía ese imposible de no hacer nada cada vez que iba a hacerlo. Esta renuncia al hacer, este abrazo a la improductividad no esconde lo que es: una crítica al exceso de productividad del ser humano, y en particular, al exceso de mi productividad artística, que por excesiva no logra la altura que el arte requiere.

Mi vocación por no hacer nada era como la del artista del hambre de Kafka. No digo que la gente -la sociedad en general- tenga que entenderlo, sino que tenga que aceptarlo. A veces no entendemos algo hasta que no lo aceptamos.  Hay que saltarse el prejuicio de la sinrazón y sacudirse de encima el estrecho y siempre espinoso yugo de la razón. Hacemos las cosas porque las hacemos, así de simple y de sencillo. Hacemos las cosas de un modo extraño, al igual que no las hacemos.

Hoy anhelo la vida de ayer y miro a esta montonera de sillones desvencijados con profundo cariñó -y rabiosa calma- por haberme dado tantas horas -la vida entera- de infructuosos placeres. La calma es indescriptible, como esa contradicción que me nutre (mitad voluntad extrema, mitad  sordomudo arrepentimiento); indescriptible como la sensación de firmar tu propia eutanasia. Entre estos sillones mis huesos se hallan ocultos, aunque sospecho que cualquier día me pegan un susto de aquí te espero.


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Meses después retomo el sillón desde otra perspectiva. La de trono. La de poltrona. La del poder. Un sillón es el sarcófago escalonado del ser actual, momificado mediante el vendaje digital, el nuevo lenguaje que las nuevas generaciones utilizamos. El alcance de su difusión ha provocado que el lenguaje de siempre, basado en parte por su corporeidad, esté desapareciendo.

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Y a considerar está la otra, la intermedia, la del obrero que descansa, la de la persona, la del ser consciente de estar medianamente alienado, adiestrado, domesticado con el bozal de la televisión y la camisa de fuerzas del sillón donde reposa. Tal vez hastiado. Tal vez satisfecho de haber vuelto a su casa con el trabajo bien hecho. O mal hecho. O deshecho. 

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La televisión -o el móvil- es el fuego que tiene cercado tu cerebro. 

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Mirar a una pantalla es anular el mundo. Liquidar la vida de un plumazo. Cuando miras entregas parte de ti. La televisión es el medio que destruye tu medio, lo oprime y te lo arrebata. El Ladrón de Ojos, lo llamarían en el Antiguo Egipto. Desde el sillón entregamos en bandeja a nuestro ojos a merced de cualquiera. Hay que huir de la mierda, por mera supervivencia. La pantalla te manda ceguera, ceguera hueca, luz de olvido, luz de mil tóxicas, luz ladrona de vida.


El televisor ha sucumbido a la pantalla. El espejo del mundo. La pantalla ha sustituido a la bola de cristal. Todo es producto de un hechizo. La producción televisiva es una realidad que te reconduce a un espejo y una serie en bucle de imágenes familiares. La producción televisiva ha muerto y en su lugar se alzan multitud de plataformas audiovisuales. El destino es el mismo:otro sillón desvencijado desde el que ves nuevos anuncios. Comprarás otro sillón nuevo desde donde renovar su cobarde culo lleno de mierda que apesta a miedo. Comprarás otro sillón nuevo desde donde reinarás en tu hermosa zona de conford. Comprarás otro sillón, y quizás ya de segunda mano -o culo-, desde donde te integrarás a la perfección en el pútrido detritus de un cementerio de pantallas deslumbrantes.

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FURGÓN DEL FUEGO EXTINTO

    *   cadáver carcasa esqueleto cuerpo calcinado en óxido enmohecido tejido de la ceniza abrigo del fuego consumido.   *   yelmo casaca ...